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Todos los capítulos de La Princesa de Éire: Capítulo 31 - Capítulo 35
35 chapters
Capítulo 22: La voz del Principe (segunda parte)
 —¡Auxilio! —el grito de ayuda llego a mis oídos como un susurro proveniente de la torre. No dudé en correr escaleras arriba, yendo de dos en dos con mi pulso acelerado, teniendo un mal presentimiento. Al acercarme la voz se oyó más fuerte, con el toque de angustia en ella—¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor! —reconocí a la dama de compañía de Helen aferrada al marco de la puerta, llorando fuera de la torre. —¿Qué sucede? —pregunté asustado al verla tan conmocionada. —Alteza, es Helen —me tomó del brazo para llevarme adentro, olvidando por completo el protocolo. No tuve tiempo de reaccionar y mi mente quedó en blanco al encontrarla tirada en el suelo junto al
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Capítulo 23: La mujer perfecta
Acaricié su mano, pensando en cuanto daño nos habíamos hecho estos últimos días. Dentro y fuera del palacio los rumores ya debieron esparcirse. No tenía idea como nos verían de ahora en adelante y francamente poco interesaba. Cortaría la mano de quien se atreviera a señalar a la Princesa de alguna falta. Helen siempre temió lo que el pueblo pensaba de ella y si alguien se atrevía a juzgarla o burlarse de ella, eso la entristecería mucho. La princesa amaba a sus súbditos y siempre temió no cumplir con sus expectativas. Cuando despertara lo mejor sería decirle que lo ocurrido era un tema que se quedaría solo dentro del palacio y que todos los involucrados tenían prohibido hablar de ello. Ella era muy sensible y una mentira piadosa seria lo mejor.Mi padre acababa de irse, después de hacer las pac
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Capítulo 24: Solo quiero verte feliz
Daria todo por ella.Repetí de nuevo en mi mente al verla postrada.Helen era tan bella, tan noble. No merecía esto. Si la hubiera dejado irse con ese chico no estaría luchando entre la vida y la muerte por mi culpa. ¿Qué debía hacer ahora? La amaba y me preocupaba dejarla ir con un completo desconocido. ¿Y si ese hombre le hacía daño? ¿Y si él solo jugó con ella y se aprovechó de su inocencia?  No quería dejarla ir con alguien que ni ella misma conocía.Mantenerla a mi lado seria lo correcto, pero ¿Por qué no puede amarme como yo lo hago con ella?—Alteza, ya he terminado —Briana me habló en un tono dulce y compasivo.Me e
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Capítulo 25: Mi mejor amigo
El sol en mis parpados me despertó. Parpadeé, reconociendo vagamente los muros a mi alrededor. Mi habitación pareció recibirme con los brazos abiertos, iluminada y cálida, tal como la recordaba. Al bajar la vista reconocí la desordenada melena cobriza del príncipe.La última vez que lo vi, Mael y yo discutimos en la torre mayor y ahora yo estaba acostada sobre mi cama, con mi mejor amigo ocultando su cabeza entre las sábanas.—¿Mael? —mi voz salió ronca.¿Por qué estaba aquí conmigo? ¿Qué hacía yo en mi habitación?El príncipe levantó el rostro, buscándome con aspecto confuso. Su mirada se mantuvo en la mía, haciendo que sus ojos se llenaran de lágrimas y soltara un suspiro de alivio, lanzandose sobre mi para darme el abrazo más fuerte que me hubiera dado.—¡Helen! Amor, pensé que no despertarías —su voz denotaba preocupación y antes de que pudiera protestar se alejó para dejarme respirar. Tomó mis mejillas con ambas manos para poder verme bien, con su pulso tembloroso y un aspecto de
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Capítulo 26: Mi primer amor
—El anillo regresó a tu mano —fue lo primero que dijo Nathaniel, hablando con pesar al verme ingresar a su celda. El ambiente se sintió tenso, no fue como recordaba que se sintiera estar cerca de él. Pudo deberse al lugar en donde lo veía esta vez, nada parecido a los jardines, llenos de vida y armonía. El calabozo no era un sitio donde alguna vez pensé encontrarlo. Bajé la mirada, avergonzada al saber que yo era la única causante de su desdicha. Nathaniel me miró desde el suelo, en donde estaba sentado. En un rápido vistazo logre distinguir su hombro y torso vendado, comprobando que Mael no mintió sobre eso, lo que hizo que mi corazón saltara. El Príncipe a pesar de todo fue tan bueno como para dejarlo vivir, algo que ningún otro hombre hubiera hecho. Negue con la cabeza, procurando despejar mi mente para poder enfocarme en lo que tenía que decirle al hombre frente a mí. Me acerqué a él con pasos lentos, sintiendo la atenta mirada de los guardias clavada en mi espalda. No me sent
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