Capítulo 24. Desilusión
Por supuesto aquello era plan con maña, pues la señora Martha nos dejó solos, según para preparar más aperitivos. Hablamos, no de muchas cosas, ya que en realidad no teníamos la confianza suficiente para entablar una conversación más amistosa, pero he de admitir que su compañía si fue agradable. No fue hasta que la señora Martha tuvo que encender velas cuando me di cuenta de lo tarde que era, yo debía regresar a la mansión, pero el irme representaba un riesgo para mi dama de compañía, ir y venir sola a su edad no era bueno para su salud, sobre todo de noche, pero sin previo aviso, la señora Martha sugirió que Chris me acompañara de vuelta a la mansión. —Por supuesto—dijo él llenó de vitalidad y con tal de irme y volver a la seguridad de mi habitación, acepte la propuesta. Caminamos, ya que Chris me mostró un camino más corto, aunque algo peligroso, eso se debía a la inestabilidad del camino, el lago estaba cerca así que no era extraño que la tierra estuviera fangosa. Me tomo de la man
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