Fui al baño rápidamente y me lavé la cara, tomé una bocanada de aire y volví a mirarme en el espejo con nervios, me examiné una vez más; suspiré con alivio al reconocerme nuevamente. Un poco más tranquila recordé el libro que compré, fui directo a la mesa de noche, ya que por el día de hoy no iría a las demás clases, era mejor aprovechar el tiempo para comenzarlo a leer y así no pensar. Lo mejor que podía hacer en ese instante, aparte de leer, era tratar de no darle vuelta a esta situación, de lo contrario acabaría encerrada en un manicomio. La puerta sonó, era Rebeca una vez más, traía con ella un vaso de jugo y un sándwich de queso, se acercó y lo colocó en la mesa de noche. —No me voy a ir hasta que te lo comas. No puse resistencia, tomé el sándwich y le di un mordisco, no estaba mal y al tragarlo no lo devolví, pero si sentí un leve dolor en la garganta, rápidamente tomé un sorbo del jugo, Rebeca sonrío al verme comer, luego sus ojos se posaron en el libro que reposaba en la ca
Leer más