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Todos los capítulos de El Misterio de Victoria.: Capítulo 11 - Capítulo 20
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†TRATANDO DE ENTENDER LO QUE HABITA EN MI CABEZA †
El resto de lo que quedaba de la noche estuve muy inquieta. No podía conciliar el sueño. Aquel atardecer en el invernadero yo había abierto una caja de secretos, la puerta a un lugar donde emergía otra existencia, que me revelaba una nueva y extraña faceta de mi vida. Ya no se trataba de simples sueños o alucinaciones, de eso no me quedaba la menor duda. Había dormitado hasta tarde producto del desvelo, y aún continuaba somnolienta. El sonido del llamado de mi tío tras la puerta logró que me avivara un poco. Traté de levantarme, pero me costaba, mis piernas estaban pesadas al igual que mis pupilas. El segundo llamado no se hizo esperar, así que hice mi mayor esfuerzo y fui a abrir. —Buenos días, Vicky—pude notar en los ojos de mi tío algo de inquietud, parecía estar analizando mi rostro. —Buenos días, tío. —Subí para ver si habías dormido bien, ya sabes, como fue tu primera noche en la casa, quería cerciorarme de que todo estuviera en orden. —Sí, dormí bien. En un momento bajo.
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† LAS VISIONES VUELVEN †
Me recosté en un sofá crema que estaba cerca del sofisticado aparato de sonido; me relajé y hundí en la música olvidándome de apreciar todo lo que estaba a mi alrededor, sus notas tenían una especie de efecto anestésico, propagando su sonido por todas mis neuronas. Una vez más me sentí extraña, sentí que conocía esa canción; no sabía de dónde, pero estaba segura de ese hecho. Andrea entró con las dos tazas de chocolate, las colocó en la mesita y sin perder tiempo inició una conversación: —¿Te gusta la música clásica y los valses?— afirmé con la cabeza. —Es extraño, no a todos los jóvenes les gusta esta clase de música. No contesté a su comentario, a decir verdad, su voz la percibía distante, casi en susurro. Lo único que escuchaba a la perfección era el vals, y como repentinamente su volumen se acrecentaba. La cabeza empezó a dolerme; me levanté del sillón experimentando mareos, mi equilibrio falló y caí de rodillas al piso. Mi tía al darse cuenta de mi estado fue corriendo hacia m
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† PREGUNTAS †
Llegamos sin ningún imprevisto, al bajar del auto sentí como el frío se había intensificado, apresuré mi andar y ya dentro subí rápidamente la escalera para internarme en la habitación, quería borrar este nuevo episodio y a la vez llorar para drenar tanta confusión; el sonido repentino del teléfono me atormentó, oí a mi tío contestar, luego decir que era mi papá. —¡Lo que me faltaba! Este era el broche de oro que necesitaba para cerrar mi fatídico día. Estaba a punto de cerrar la puerta cuando mi tío me alcanzó con el teléfono en manos: —Debes hablar con él, Victoria— tomé el teléfono, mi intención era colgar, pero mi tío no se movió del sitio, así que no tuve más remedio que hablar. —Aló —dije sin ganas. —Hola, Victoria ¡Al fin puedo hablar contigo! —su voz sonaba nostálgica y a la vez aliviada, esto me llevó a dudar si era mi padre el que me hablaba —¿Cómo te ha ido en la escuela? —Bien— le respondí fría y tajante, él se dio cuenta, no me importó y continué la conversación. —
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† CUATRO AÑOS DESPUÉS †
—¡Victoria, que obsesión la tuya de mirarte tanto tiempo en el espejo!— me reclamaba Emily desde el otro lado de la habitación— Mejor apúrate o vamos a llegar tarde a clases. Ella tenía razón, pero no podía evitar el asombro que experimentaba cada vez que miraba mi reflejo; en mi rostro encontraba similitudes de la joven que había visto hace cuatro años en el invernadero; no éramos idénticas, sus ojos eran oscuros y los míos azules, aun así, ella y yo parecíamos familia. Cada vez que la recordaba, un sentimiento de tristeza me arropaba, y aunque lo quería bloquear no lo lograba. Muchas noches no dormía pensando en ella, y muchas veces escuchaba su voz en mi mente susurrándome: No estás sola. Esos hechos causaron que investigara y analizara varias teorías, por desgracia ninguna me dio respuestas; quizás yo poseía un sexto sentido muy desarrollado que lograba que me desdoblara y saliera de mi cuerpo físico para utilizar el cuerpo astral, y este me llevaba a vidas pasadas; ese análisis n
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† ETHAN HUDSON †
Ya todos los estudiantes estaban reunidos en el templo; como todos los viernes el santuario estaba muy bien adornado, los vitrales eran muy finos, llevaban dibujos de ángeles y santos; el techo también era una obra de arte, estaba decorado con finas pinturas de escenas de la Biblia. —Victoria, ahí está Margot— señaló Emily con sus labios y mirada, giré disimuladamente; se le notaba la ansiedad en el rostro. —Disimula Emily, Margot se va a dar cuenta de que la estamos viendo. —Por favor vayan tomando su lugar —nos pidió la madre superiora, pude ver que Margot no dejaba de mirar a los lados, era señal que su amado no había llegado. —Vamos a sentarnos. —Espérate Vicky, quedémonos un momento más de pie. —No, mejor deja de andar curioseando— seguidamente la jalé. Luego de un instante Margot entró y se incorporó en un asiento, se notaba algo decepcionada, al parecer Ethan no había llegado. Dieron inicio a la misa, pero antes la madre superiora nos dedicó unas palabras como acostumbra
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† LA PITONISA †
—Victoria— me llamó Andrea desde el pasillo que daba a mi habitación— acaba de llegar Emily. —Avísale que ya bajo, por favor. Emily había llegado una hora antes de lo acordado, así que tuve que apurarme en mi arreglo. Mientras bajaba pude escuchar los cuchicheos y risas; al llegar a la sala pude ver a mi amiga hablando en exceso y haciendo reír con sus comentarios a su madre y a mi tía. —Aquí esta Victoria. Me acerqué y saludé con un beso a la señora Vivían, ese era el nombre de la madre de Emily. Ese día Vivían White lucia sencilla, pero hermosa como siempre, lo que no cambiaba era su exquisito aroma a perfume francés. —Chicas, las dejo en el centro comercial, luego Andrea irá por ustedes— nos comunicó Vivían, luego se dirigió a mi tía: —¿Seguro no hay inconveniente en que lleves a Emily hasta la casa de mis padres? —Claro que no, yo te la llevo. —Yo hubiese ido por ellas, pero he estado tan ocupada con los ensayos, que he tenido que ingeniármelas para estar con mi hija… —Maá
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† PREMONICIONES †
No podía negar que estaba algo nerviosa, una simple salida al centro comercial había dado un giro a lecturas de cartas. —Pónganse cómodas —dijo una voz femenina que salía detrás de un de unas cortinas rojas traspasadas por la luz de las velas. —¿Segura que quieres continuar con esto?— le susurré a Emily, pero no logró contestarme, ya que de la nada salió la mujer que nos había invitado a ponernos cómoda, se trataba de una dama joven más o menos de treinta y cuatro años. Tenía el cabello largo y lacio de color rojizo, llevaba puesto varios collares con símbolos extraños, ella notó la curiosidad en mis ojos por su atuendo que me hacían recordar a como visten las gitanas, pero quizás era parte del número. —¿Quieres ser la primera? —No, yo no—respondí algo aturdida al verla. La mujer sonrió y se quitó un mechón de cabello que le caía del rostro, y se lo arregló tras la oreja. —Entonces supongo que eres tú la que quiere comenzar. —¡Sí, claro! —¿Quieres que te lea las cartas a solas
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† VESTIGIOS †
Nos alejamos lo más que pudimos de esa parte del centro comercial, parecíamos dos adolescentes que acababan de ser víctimas de un robo. —La próxima vez te hago caso— dijo Emily aun turbada, pero yo aún no salía de mi sobresalto como para responder. —Me quiero ir. —Victoria, por favor tenemos que calmarnos, entiendo que lo que te dijo a ti fue peor que lo mío, pero quizás se equivocó. Reflexionaba Emily, pero su actuación le estaba saliendo muy mal, ella también estaba asombrada. —Tienes razón ¿A quién engañó? ¡Esa bruja se le metió algo raro frente a nosotras! Yo escuchaba las palabras de Emily; sin embargo, no le prestaba atención. Únicamente trataba de aclarar mis ideas. Era una coincidencia muy grande que esa mujer me haya dicho lo de los tres hombres, uno de luz y dos de oscuridad, la frase se repetía intermitentemente en mi cabeza, al igual que, solo yo podía neutralizar mi ser y dominarme, todo tenía sentido para mí menos lo de la sangre m*****a, sus palabras encajaban. D
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† NUEVO CORTE DE CABELLO †
Caminamos por los grandes pasillos decorados y llenos de vida, había muchos salones de belleza. Emily se empeñó en que debíamos escoger uno donde atendieran hombres. Por fin de tantas vueltas, encontramos un salón llamado “Prince” y fue el único que cumplía con las exigencias de mi compañera. Entramos al local, Emily estaba que no se tragaba aún mi decisión, era algo que definitivamente tenía que ver para considerar. Ya dentro nos dirigimos al encargado, se trataba de un hombre sofisticado y vestido muy a la moda, aunque de manera muy exagerada, su cabello estaba decorado con reflejos claros y llevaba puesto muchos anillos.—¿Cómo hará para entrar en esa ropa tan ajustada?—pensé.Nos acercamos hasta donde se encontraba, giró de manera muy genuina hacia nosotras, y muy amablemente nos preguntó en qué nos podía ayudar, como era de esperarse, Emily no me dejo hablar.—Mi amiga quiere hacerse un corte de cabello para mejorar su aspecto.—¡Chicas llegaron al lugar correcto! –exclamó hacien
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† NUEVAMENTE SUCESOS EXTRAÑOS †
Un olor putrefacto había penetrado en mi alcoba, era como si debajo de mi cama estuviera un cadáver en proceso de descomposición. Me levanté para averiguar de dónde provenía tan desagradable peste. Revise minuciosamente sin tener éxito, entré al baño para verificar si venía de ahí, pero todo estaba en perfecto estado; el llamado de mi tía tocando la puerta hizo que abandonase la búsqueda. —¿Victoria ya estás despierta?— me acerqué y abrí, al hacerlo percibí como el hedor se intensificaba aún más. —Buenos días, tía— le dije tapándome la boca y nariz, Andrea me miró con extrañeza. —¿Pasa algo? ¿No te sientes bien? —¿Tía como haces? —¿Cómo hago para qué? —¡Para tolerar esa peste! —¿Qué peste victoria? —¡Acaso no te llega el olor! —No hija, no percibo ningún olor. En ese momento el tío Gustavo venía subiendo por las escaleras con el periódico en mano. —Buenos días, Vicky— dijo, apenas me vio. —Hola, tío ¿Cómo les fue a ti y al señor Javier en su caminata mañanera?— le preg
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