Termino de maquillarme y salgo del cuarto del baño, directo a mi armario. Natalia me ha dejado en mi piso y luego se ha ido tan rápido, como se ha cerciorado que estaba lo suficientemente motivada para no volver a meterme bajo las sábanas. Pero no sin antes dejar escapar un malicioso comentario sobre ella y su fogosa vida con mi hermano, como resultado se ha ganado quejas y muecas de asco, que trajo otra ronda comentarios perversos y risas, antes de poder por fin dejar de escucharla. Acabo de vestirme rápidamente y miro las cajas y algunos pares de zapatos desperdigados, producto de la escena de ayer por la mañana. Una vez termino de ponerme unos zarcillos, comienzo a ordenar y poner todo en orden. Sin dejar de escuchar la voz masculina que suena a través de los altavoces del piso. He pasado por Incubus, Bob Seger, John Mayer, Jack Johnson, Matchbox Twenty, Edwin McCain, Nickelback, por solo mencionar algunos de los innumerables solistas y grupos que he oído esta mañana, pero que al
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