11. Durmiendo juntos
Hedrick salió sin decir nada y se reincorporó a su lugar para comenzar a comer. Era atrevido, pero en ese momento, no podía hacer nada y lo mejor era detenerse antes de empezar algo que no terminaría. Al final terminaron de comer y Hanna les dijo que quería mostrarles una sorpresa; lo había estado preparando y lo había culminado hace poco. Los tres se sentaron en el sillón, y ahí, su madre, reveló un álbum de fotos, desde el día de su bautizo hasta su graduación en el colegio. —¿Heleanor, te acuerdas de este día? —comentó Hanna con gracia, mientras reía. Para Heleanor era un poco incómodo verlas, aunque le deba ternura ver las imágenes de Hedrick de cuando era niño. Siempre estaba serio y con expresión de pocos amigos. —Sí, fue hace mucho —comentó ella, un poco melancólica. Hedrick se pegó a la espalda de Heleanor para ver las fotografías, tenía curiosidad por conocerla en su niñez. Comprobó que lo que la había contado en la tarde era verídico, pues vio que una linda niña de cabell
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