Narrador Omnisciente.En la aparición de la aurora de la mañana, la duquesa despertó estrujando sus ojos y aun sintiendo sueño, espantó toda esa pereza y se sentó encontrando que no estaba en su cama, sino en la de su esposo.«No estaba soñando», se respondió a sí misma internamente, ya que suponía que lo sentido la noche anterior había sido producto de un sueño.Respiró profundamente y miró al otro lado de la cama, encontrando que él no solo se había ido, sino que la parte en la que se supone que durmió estaba demasiado arreglada, sobre ella había un papel, perfectamente doblado que la intrigó.“Duquesa, iré a resolver unos negocios que necesitan de mi presencia y volveré al atardecer, tienes permitido ir en compañía de tu dama a comprar nuevos ropajes, y al terminar te pido encarecidamente que regreses a casa, te estoy dando un voto de confianza, espero y no lo arruines como es tu costumbre”.Tras leer esto, Anastasia estrujó el papel en su mano, pues sintió mucha irritación al ver
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