Todos los capítulos de Una muñeca de Porcelana y Acero.: Capítulo 21 - Capítulo 28
28 chapters
Una rosa sin espinas, con los pétalos caídos
—¿Qué tonterías estás diciendo Young-mi? ¿Cómo que el Príncipe Lexter y una Dojagi de palacio, tienen un romance prohibido? Eso es un delito y lo sabes. —le dijo el Rey Hwan a su hija.—Sé que una relación entre una Dojagi y un miembro tan importante de la Realeza es un crimen, pero es verdad lo que estoy diciendo. El Príncipe heredero de Gales y una Dojagi de este palacio, mantienen una relación amorosa. —respondió Young-mi con arrogancia.—¿Acaso tienes pruebas de lo que me estás acusando? —le refutó Lexter.—Si las tengo. —le respondió ella.—Entonces muéstralas ya mismo, ¿Qué esperas? Me encantaría verlas. —le respondió Lexter con rabia contenida.—Yo… bueno… no las tengo conmigo, pero… —dijo Young-mi nerviosa, pero fue interrumpida por la Reina de Gales, quien le dijo:—Me parece un descaro de su parte, venir a nuestro hogar y presentar una acusación tan absurda como esa, en contra del futuro Rey de nuestra nación. Usted no tiene ni idea en el problema tan grande en el que se ha
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¿Acaso olvidaste nuestro pacto?
—¡Baje el arma Alteza, porque no voy a permitir que usted lastime a mi hija, por lo que si llega a dispararle, le doy mi palabra que tendrán que matarme primero, para que yo no haga nada al respecto. —le dijo Lord Richmond apuntando a la Princesa Almendra con decisión.—Padre por favor, no lo hagas. No intervengas en esto. ¡Alteza! ¡Basta ya! Por favor hablemos. —dijo Alondra con voz agitada.—¡Que te calles te dije! —le dijo Almendra golpeándole la cabeza con el arma— Y usted a mi no me amenaza, Lord Richmond. Usted no es más que… —Almendra no pudo seguir hablando, porque Lexter disparó su arma muy cerca de ella, lo que la silenció de inmediato.—Si no sueltas el arma ya mismo, el próximo disparo irá a tu cabeza. —le gritó Lexter furioso, lo que llenó de miedo a su hermana y la impulsó a soltar el arma, siendo detenida al instante.Al ser detenida, Almendra sólo lloró sin consuelo alguno, pues sabía el problema tan grande que tenía, el que ella misma había ocasionado. Entretanto, el
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Una visita preocupante
Una vez que esta muestra de afecto entre la pareja finalizó, Lexter le susurró a Alondra:—Mi amor, todo saldrá bien, confía en mí, tendremos que luchar mucho para estar juntos de forma libre, pero lo conseguiremos y viviremos este gran amor que nos une. Ya lo verás.—Yo lo sé amor, yo confío en que si podremos estar juntos… sin restricción alguna… yo… —le respondió Alondra pero no pudo seguir hablando, porque tuvo un desvanecimiento tan fuerte, que el Príncipe heredero tuvo que sostenerla.—Mi amor, ¿Estás bien? Tú aún estás muy débil y no estás bien y ahora estoy yo, causándote más estrés. Perdóname por favor. —le dijo Lexter preocupado.—No es tu culpa, yo no sé que me pasó, me duele la cabeza y siento mareos. —le dijo Alondra y subió el rostro, ocasionando que Lexter exclamara muy asustado:—¡Estás sangrando! ¡De nuevo estás sangrando! ¡No puede ser!—¿Qué? ¿Estoy sangrando? ¿Dónde? —dijo Alondra tocándose el rostro, hasta que se dió cuenta que sangraba por la nariz.—Tranquila
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El inicio de la batalla más crucial de mi vida
—No quiero ser yo el que interrumpa tan conmovedor momento, pero debemos irnos Lexter. —le dijo Damien a su hermano.—Lo sé, pero no la quiero dejar sola, no sé si ya llegaron los guardias a custodiar la habitación. —dijo el Príncipe heredero.—Lex, si quieres yo me quedo con ella mientras regresas, no te preocupes. —le dijo el Príncipe Seong-Jin a su hermano.—Eso me tranquilizaría mucho, porque de lo contrario, la otra opción es dejarla sola, en compañía del doctor Hamilton, lo cual me angustia sobremanera. —le respondió Lexter.—Y, ¿Eso por qué? ¿Hay algún problema con él? —preguntó Damien.—Con su desempeño laboral, no tengo ninguna queja, pero, el doctorcito está jugando al galán con mi rosa sin espinas; y como comprenderán, tengo que estar muy vigilante. —le respondió el Príncipe heredero.—¡Lexter! ¡Qué hombre tan insufrible eres en ocasiones! —le dijo Alondra con una sonrisa.—Insufrible no, hombre precavido si, sobre todo, cuando se trata de ti. Tengo que cuidar a mi tesoro m
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La porcelana y el acero, se someten a una dolorosa prueba. Parte I
Lexter llevaba media hora, hablándoles a Lord Malone y a Lord Lambert con el corazón en la mano, expresándoles lo que sentía por Alondra y diciéndoles que nunca renunciaría a su amor por ella, porque él la amaba de una manera verdadera y eterna. Estas declaraciones habían dejado a ambos hombres, sorprendidos y en un gran dilema.—Príncipe Lexter, la señorita Richmond no puede ser su esposa principal, porque ella nunca podría darle un heredero a la Corona; y, usted sabe muy bien, que eso es de vital importancia para el futuro del Reino de Gales y, para el futuro del Reino de cualquier nación monárquica. —le dijo Lord Lambert con voz normal.—Yo entiendo muy bien que debo casarme con una mujer con la que pueda tener un heredero para el trono, pero, yo nunca había sentido lo que la señorita Richmond me hace sentir, con ella a mi lado me siento el ser más vivo y afortunado del universo. Alondra es tan dulce, tan tierna y tan fuerte a pesar de su salud tan frágil, que es esa fortaleza de a
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La porcelana y el acero, se someten a una dolorosa prueba. Parte II
—¡Altezas! No sabía que ustedes estaban escuchando. —la voz de Susett se escuchó aterrada.—Claro, y por eso creíste que tenías el derecho de venir a la habitación de la señorita Richmond, para decirle esas barbaridades, ¿No es cierto? —le reclamó Seong-Jin a Susett, mientras Lexter corrió a abrazar a Alondra de forma protectora—. ¿Acaso no tienes sentimientos?—Príncipe Seong… yo… no fue mi intención… pero…—No quiero escuchar justificaciones baratas de tu parte Susett, lo único que quiero escuchar es una explicación coherente, sobre lo que dijiste de los traidores Richmond. —la interrumpió Lexter de forma severa, mientras Alondra escondía su cabeza en el pecho del Príncipe heredero.—Yo… yo no… no puedo decir nada, lo siento.—Creo que no has entendido mis palabras Susett MacDowell, por lo que creo que debo expresarme mejor. Si en este momento, tú no nos explicas cómo es que sabes que los padres biológicos de Alondra la convirtieron en una Dojagi, yo me encargaré de retirarte el amp
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Una propuesta insólita
Al terminar ese beso tan significativo, Alondra miró directamente a los ojos y, le abrió su corazón, expresándole sus miedos e inquietudes:—Tengo miedo Lexter, miedo de que los representantes de la Corona inglesa decidan que no podemos estar juntos; y, me alejen de tu lado, miedo de que me condenen a muerte, por haber violado la ley Kriesh. Por otra parte, si realmente yo fui creada Dojagi en un laboratorio, yo no quiero que tú sufras al verme deteriorarme cada día más, ni tampoco quiero que tu vida corra peligro.—Mi amor, escúchame bien lo que te voy a decir: yo siempre estaré a tu lado y, jamás permitiré que nos separen, antes prefiero abdicar o morir. Por otro lado, nadie te lastimará mientras yo respire—Yo no permitiré que abdiques o que mueras Lexter, tu familia y todo el país, han puesto sus esperanzas en ti y en tu futuro papel, como Rey de Gales, ¿Realmente serías capaz de darles la espalda, sólo por amarme?—¿Es que acaso no lo entiendes? Si me llegan a separar de ti, y,
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Cuenta regresiva
—¿Tu futura esposa? ¿Qué estás diciendo? —se escuchó la voz de Alondra—. ¿Esto significa que…?—Cariño mío, así te veo yo, como mi futura esposa. Ahora soy yo el que te pregunta, ¿Aceptas casarte conmigo?—Ella no se puede casarse Alteza, ni con usted ni con nadie. ¿Sabe por qué? Porque ella es una inútil, una simple muñeca de porcelana que no puede darle hijos, alguien que en este momento, está esperando que otros decidan, si se le perdona la vida, o por el contrario, se le da muerte hoy mismo. —dijo Susett con rabia y burla a Alondra.—¿Cómo puedes ser tan cruel conmigo Susett? ¿Qué mal tan grande te he hecho yo, para que me odies tanto? —fue la respuesta de una sollozante Alondra.Al escuchar las palabras de Alondra hacia Susett, Lexter besó la frente de Alondra para tranquilizarla, para luego, acercarse a Susett, y arrancarle de un tirón, el distintivo que la acreditaba como Dojagi del palacio Galés; y, que a su vez, le servía de protección y de permiso Real, algo que dejó a Suset
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