Nohemi no estaba segura de qué sentía con exactitud y eso era la mayor parte de su malestar, tras los acontecimientos de esa noche, no pudo contenerlo más y explotó.Las lágrimas corrieron como un manantial, tuvo que taparse la boca para que no se escucharan sus quejidos. Dejó de importarle el maquillaje, o el lugar; de hecho, llegó hasta el punto que perdió el interés de mantener su dignidad, le daba igual si alguien aparecía en ese instante y la veía llorar.Ella supo que Zeke estaba cerca, fue una especie de ola tibia que golpeó el centro de su pecho, tuvo la certeza que en cuestión de segundos él aparecería a su espalda.Una mano extendió un pañuelo por sobre su hombro, la pelirroja lo tomó resignada, sorbió por la nariz y empezó a secarse las mejillas.―¿Estás bien? ―preguntó él, pasando por su lado. Ella frunció el ceño al escucharlo, Zeke sabía que era una pregunta estúpida, sin embargo, no tenía más opciones, fue lo primero que se le ocurrió, era la primera vez que se encontra
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