La brisa de la tarde sacudió el cabello de Clara. Delante de ella, el sol se escondía a lo lejos apagando la pradera. Era una imagen que había visto tantas, pero tantas veces que había perdido la hermosura de las primeras veces, pero que a la vez era tan cotidiano.Volver a como había vivido en su manada durante los últimos años, haciendo lo de siempre, centrada en su hijo ahora le resultaba extraño, más extraño de lo que imaginó. No se sentía igual. Y no le gustaba eso.Le encantaba pasar tiempo con su cachorro, entrenar con los demás lobos, recorrer sus terrenos de forma libre, pero el vacío que se había instalado dentro de ella con el paso de los días y que iba creciendo era muy doloroso.Extrañaba a Dixon y a Ethan más de lo que se imaginó. Los necesitaba a su lado y cada parte de ella reclamaba por eso.El plazo pactado había sido de un mes, pero parecía tan poco y a la vez tanto tiempo. Quería que el tiempo corriera y como había soñado una y otra vez, que los vería corriendo en
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