Narrador omniscienteNorman toca el timbre y no pasa mucho hasta que la puerta se abre y Dora se tira a sus brazos. Estaba llorando, lo sabe por sus suaves espasmos a pesar de que no puede ver su cara.No pregunta nada, solo cierra la puerta y camina con ella en brazos hasta su habitación, donde se acuesta y la coloca en su pecho.Por algunos minutos, ninguno dice nada. Norman solo acaricia su cabello y su mejilla. Dora tiene los ojos cerrados, pero no se encuentra dormida. Disfruta de ese toque que tanto le hace falta.Norman la conoce como la palma de su mano, reconoce sus reacciones, sus emociones, sus pensamientos. Sabe que no necesita decir nada justo ahora, solo estar con ella, solo protegerla, como en el pasado.Así se quedan dormidos y amanecen abrazados y con una paz que no sienten desde que se separaron. Norman es el primero en despertar y se queda mirándola por un momento largo, pensando en lo tonto que fue al estar por tanto tiempo sin su amor.—¿En qué piensas? —Pregunta
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