–Llevan un mes detrás de ella papá, un mes entero y hasta ahora nada. –Se quejó Hugo mirando por la ventana de su despacho.–¡Debes tener paciencia hijo! Has contratado a los mejores detectives privados, alguno de ellos dará con el paradero de Julia, debes tener fe. –Intentó consolarlo Diego, pero Hugo ya estaba perdiendo las esperanzas, era como si Julia se hubiera esfumado de la noche a la mañana, como si jamás hubiera existido–Papá no las encuentran por ningún lado y lo más raro es que todo indica que no han salido del país. No es posible que casi diez detectives que están detrás de ella no la hayan podido encontrar, la península ibérica no es tan grande. –Habló Hugo con un tono triste y Diego bajó la cabeza, pensativo.–¿Cómo ha quedado lo de Tony? –Preguntó Diego con curiosidad y solo con pronunciar el nombre del jugador sentía su estómago revolverse.–No puedo denunciarlo porque solo Julia puede hacerlo, no puedo matarlo porque iría a la cárcel y estando encerrado no podría enc
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