Esto no es un cuento de hadas, mientras el ruso lleva su vida mas “normal”, sigo encerrada, hace tres días fui a la librería, y conocí a Paolo, un italiano carismático, que si no fuese por la intervención de mi guarda espaldas, hubiéramos intercambiado números de teléfono.Molesta, resoplo viendo hacia un lado de la sala de estar, Oscar, le fue con el chisme al ruso de que fui imprudente al hablar con un desconocido, así que, estoy con los brazos en jarra, escuchando su sermón.—Las cosas están calmada, por el momento, mas, no sabemos que está tramando Emilio, o tu abuelo. No es fácil para ti, lo sé, estamos consciente de ello, pero al menos no estas como tu madre escondida en no sé qué lugar.—No he tenido la oportunidad de socializar con libertad, nunca, toda mi vida ha sido controlada por el miedo que le tengo a mi padre, y ahora eres tu quien me lo prohíbe, dijiste que no soy una prisionera aquí, pero eso es lo que parece, con tantas trabas que me pones.—Es la verdad, no eres una
Leer más