Un escalofrío recorre mi espina dorsal, tengo la boca abierta y seca, contengo el aliento cuando él, ese hombre al que se supone odiaría desde el minuto uno, se inclina y masculla una frase que hace que mis piernas se pongan como gelatinas, mas, aquí estoy boqueando por su personalidad, arrogante, sombría y determinante a hacer su voluntad. —Mi reina—dicta con total tono de lealtad, Daemon Targaryen, chillo emocionada al escucharlo y verlo inclinarse jurando lealtad a su reina. —¿Se puede ser más bello?—chillo sacando unas cuantas palomitas y las meto en mi boca junto a una soda, soy una cerda pero qué más da, llevo una semana encerrada. —¿Qué le ves al sin cejas?—le doy un golpe a Oscar, en el hombro y hace una mueca de apartar una mosca, obviamente no le duele en lo absoluto —No es que no tenga cejas, es que son blancas como ese lindo cabello suyo, me pregunto ¿cómo me veré de cabello blanco?—tomo unos mechones de mi cabellera y la inspeccionó. —Seguramente te queda bien por el
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