CAPÍTULO 49. ¡Es una orden!
No era un viaje largo, Victoria no estaba preocupada precisamente por eso, pero estaba muy consciente de que los estarían persiguiendo hasta que lograran terminar con los Rossi.—Voy a darme un baño —murmuró—. Necesito sacarme todo esto de encima… me siento sucia.Franco asintió, acariciando su rostro.—¿Quieres que te bañe? —trató de sonreír él.—Me vendrían bien un par de brazos fuertes así como los tuyos…—¡Oye, oye…! —rezongó Franco.—Está bien, está bien, los tuyos específicamente… —rio ella abrazándolo.El italiano la besó despacio, le habría encantado decir que sentía por ella ese amor tierno que solo buscaba proteger, pero la realidad era que aquella pasión, aquella hambre que sentía por su cuerpo, por sus besos, por su piel, no se le pasaba desde que había vuelto a verla.Se levantó, haciendo que enredara las piernas a su alrededor y la llevó consigo al baño. Victoria estaba cansada, estaban los dos agotados por todo lo que estaba sucediendo, pero no había mejor forma de enfr
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