14. Corazonadas
Salí del pub hecha una mierda, si había algo que no había soportado nunca era la incertidumbre y era, esa maldita incertidumbre, quien ahora me abrazaba y se aferraba a mí como si fuese una segunda piel, una que me daba mucha picazón y que anhelaba quitarme de encima. Antes de volver al departamento de Ivy, pasé al supermercado para hacer algunas compras, lo que ella ganaba no alcanzaba para mucho, pero pronto me acostumbraría a comer sándwiches de todas las variedades posibles, pollo, pastel de carne, atún, mantequilla de cacahuate, ¿qué más daba? Mi vida apestaba y ya ni siquiera sabía quién era. ¿Callie? ¿Ivaine? ¿Una muy extraña y pésima combinación de ambas? En la soledad, miré el reloj una y otra vez, era tarde, pero necesitaba contarle a Evan la información que Carol me había dado. El señor Miller había sido uno de los tantos fallecidos y no podía sentirme peor, para colmo, Shamsiel tenía días sin aparecerse y, ¿qué demonios hacía uno sin la guía del ángel guardián
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