Se sentía frustrada, de verdad deseaba decirle que si al azabache, deseaba con todas su alma y fuerzas el corresponderle, sus sentimientos por el sobrepasaban lo que alguna vez llego a sentir por Gustav, sabía que, si alguna vez iba a olvidar a ese pelirrojo, si alguna vez alguien podría hacerla olvidar y hacerla completamente feliz, esa persona solo era una, el mismísimo Frank MaxwellTenía miedo, miedo de otra vez enamorarse, de nuevamente ilusionarse y terminara todo mal como antes paso con el mismo pelirrojo, no deseaba sufrir nuevamente, es más, si pasara esta vez, dudaba reponerse porque sus sentimientos por el Maxwell ya eran muy fuertes.Y estaba feliz, porque por un misero instante se sintió lo suficientemente especial como para haberse ganado de forma tan sincera el corazón de un hombre como el que tenía al frente de ella.Armand –susurro ella desviando la mirada al recordar a su pequeño, no lo dejaría, no ahora, por nadie, ni por el mismísimo Frank Maxwell, así tuviera que
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