LARSMartina y yo habíamos conectado de una manera muy especial, como si nos conociéramos desde siempre, como si ella y yo hubiéramos vivido juntos en otra vida.Tenerla en mi cama y con ese mullido pijama, me hizo ver lo sencilla que era, en cómo le daba igual lo que dijera la gente. Era arrebatadoramente inasequible.Mientras dormía, sentí como una de sus manos va parada encima de mi dorso. Ella estaba profundamente dormida, y lo supe al abrir los ojos y verla que respiraba con tranquilidad. Dormir con una mujer y en mi cama, me era muy raro, pero no quería mostrar la rareza que sentía en aquel momento que la vi bajo mis sábanas.Intenté retirar su brazo sobre mi cuerpo, pero no sirvió de nada, porque lo enredó sobre mi cuello y dejó su frente unida a mi hombro.Me dejé vencer por su tacto y volví a cerrar los ojos. Se había aferrado a mí en medio de la noche y por más que no quisiera estar en esa posición, ya lo estaba y no había remedio.Al menos por unos días.En la mañana, despe
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