Las manos de Roksana estaban sudorosas y su corazón latía con fuerza, se estaba anticipando a lo que se avecinaba, sin tener claridad de lo que podría tratarse; si llegaba a ser algo relacionado con su padre, no llegaría a sorprenderle del todo, debido a que ese hombre no conocía los límites.La puerta se abrió revelando a un par de hombres armados, sus ojos recorrieron la habitación hasta que estos se posaron sobre Roksana. Eran personas desconocidas para ella; sin embargo, no podía hacer nada para acercarse, no tenía ningún tipo de arma en su poder y, no debía dejar a un lado a sus pequeños niños.—¿Quiénes son? — preguntó la joven sin moverse ni un solo centímetro. Los pequeños estaban escuchando lo que sucedía, y lentamente se fueron dando cuenta de que no se trataba de un juego, sino que todos ellos estaban en peligro.Los hombres no se dispusieron a hablar, uno de ellos con una señal en su mano le indicó que se acercara, esa escena se le hacía bastante similar; a diferencia de l
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