Carlos Gabriel gruñó agitado, intentó con todas sus fuerzas zafarse de aquellas cadenas, pero fue imposible, entonces se dirigió a Benjamín observándolo con las pupilas dilatadas.—No voy a permitir que mancilles el nombre de mi mujer —espetó lleno de furia—, ella fue tan solo una víctima más —rugió. Álvaro sintió una profunda ira al escucharlo hablar, deseaba tanto poder estar libre de ataduras para poder lanzársele y cobrarle una a una todo el daño que había hecho sobre su familia, en especial con Pau.—Eres un infeliz, malnacido, no puedo creer que llevemos la misma sangre, no tienes escrúpulos, solo piensas en ti, eres el ser más egoísta y despreciable que conozco, ni porque somos familia tuviste compasión de mis hijas —gritó.Benjamín carcajeó al escucharlos hablar.—Son un par de sentimentales ambos, en esta vida nada importa más que tener dinero y poder, solo así se tiene el mundo a tus pies, puedes hacer todo lo que te venga en gana. —Palmeó con las manos, entonces un par de
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