RicardoInhalo hondo mientras mi cuerpo descansa en el espaldar del asiento, quedo en ese profundo trance recordando la escena de ayer, Verónica espantada tanto como preocupada, admito que me pasé de copas, que actué intempestivamente. Es posible que dentro de mis opciones estuviera ahorrame el espectáculo e ir por ella la mañana de hoy, pero mi espíritu controlador y carente de tacto me impulsó, porque fue exactamente eso, un maldito impulso de celos.Basta, Ricardo, Verónica te ha demostrado que puede alejarse aunque te ame; no está para huevonadas, suficiente con joderla haciéndole creer que la quería lejos.Con calma aterrizo el whisky en mi garganta, sonrío ante mi jodido momento de reflexión y luego vuelvo a mirar las carpetas que me entregó Gregory al llegar. De repente recibo un mensaje del mismo número desconocido de ayer, esta vez decido ignorarlo pese a que insiste unas tres veces.─Julia Forbes ─escucho la delicada y segura voz de una castaña con pecas, alta, bastante, de b
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