Capítulo cincuenta y cuatro: La hora en que te perdí.
Ha pasado una semana desde que mi amada está en coma, no me he despegado de su lado, suplicando que vuelva a mí, que despierte; pero aún no hay ninguna mejoría. Los doctores dicen que es un milagro que aún siga viva, pero no dan garantías de que despierte. No he parado de maldecirme por no acompañarla ese maldito día, si hubiera ido con ella; sé que estaría bien, hubiera impedido que algo malo le pase; estaría sana y salva a mi lado. Me inclino hacia la cama y tomo su mano con mucho cuidado, — Por favor, mi princesa, despierta; vuelve a mi amor— una lágrima se me escapa y no evito que caiga sobre su mano y la mía. Sigo sumergido en ella y no me doy cuenta de que alguien más entro en la habitación, — Hola Matt— apoya su mano en mi hombro, — Debes ir a descansar; a comer algo, no has salido de este cuarto desde hace varios días— levanto la vista hacia ella, es Clara, su abuela, — No puedo dejarla sola— admito con pesar y culpa, —Mi niño no va a estar sola, yo estaré aquí hasta qu
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