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Todos los capítulos de Los Matices de mi Vida.: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo cuarenta y uno: Cuéntame más de ti Matt.
Aún acostada en sus brazos, decidí preguntarle por su familia, él me miró y luego de un suspiro contesto, — ¿Estás segura de que quieres saber sobre eso? — Sí, me gustaría saber más de ti, yo te he contado de mi pasado, pero del tuyo solo sé de tu abuela. Matt besó mis labios tiernamente y me acerco más a él, — Está bien, te contaré. Y aun en sus brazos; desnudos, empezó a contarme su historia desde que era pequeño, podía sentir la tristeza en su vos. “Mi padre era el único hijo de mi abuela y mi abuelo fallecido en la guerra, único heredero de la compañía que comenzó a manejar desde los 18 años, mi madre era bióloga marina y activista del cuidado del océano y las especies marinas; tercera hija de una familia de pescadores, se conocieron en unas vacaciones y fue amor a primera vista, con solo tres meses de novios se casaron. Yo fui el primer hijo que tuvieron y cuando tenía 3 años nació mi pequeña hermana, ella era la princesa de la casa. Siempre quise tener una herman
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Capítulo cuarenta y dos: Día armonioso y armando nuevos planes.
Luego de ducharnos, decidimos pasar el resto del día juntos en la cabaña, no queríamos perder la magia y complicidad que teníamos. Como la tarde estaba linda y no hacía mucho frío, nos sentamos en la punta del puente con una cerveza fría y nos pusimos a mirar todas las fotos del día anterior, había muchas que eran muy graciosas. Tome mi teléfono y saque una nueva foto juntos que publique con la etiqueta, “Tú eres mi mundo”. Matt sacó el suyo y tomó mi rostro con su mano besándome y sacando una foto en ese mismo momento, luego la publicó con una tierna etiqueta, “Tus besos son mi eterno delirio”. Deje mi teléfono a mi lado y pase por encima de él, quedando sentada en su regazo, — Te amo mi chico malo— le dije y en sus ojos pude ver esa chispa que tanto me gustaba, — Yo a ti, mi princesa— me respondió y volvimos a besarnos con ternura y nos quedamos así un largo rato. —Sabes amor, ya que la semana que viene tenemos una semana libre, ¿por qué no hablamos con los ch
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Capítulo cuarenta y tres: De acampada.
Por fin había llegado el día de irnos de acampada, Matt; Jesua, Dilan; Renata, Pablo; Lupe, Luca y yo, perfecto grupito desde el primer año de clases. Los chicos estaban muy emocionados, marchamos por la carretera con el auto de Matt y dos motos siguiéndonos, en la ida se escuchaba la música a todo volumen; los chicos en las motos no paraban de gritar y decir babosadas, mientras los que íbamos en auto le seguíamos sus juegos, sin dejar de prestar atención a la carretera; claro está. Paramos solo dos veces para cargar combustible, estirar las piernas y comprar los víveres que nos faltaban. Luego retomábamos el rumbo a pura diversión. Cuando por fin llegamos, nos dividimos las tareas, algunos fueron por leña para encender la fogata, otros armaron las carpas y otros acomodaron las cosas. Después de tener todo armado, Jesua saco unas latas de cerveza fría para cada uno y nos las alcanzó, como habíamos llegado cuando el sol estaba por entrar, decidimos sentarnos alrededor del fuego y
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Capítulo cuarenta y cuatro: Días de diversión y amor.
Los días pasaban a pura diversión, los chicos la estaban pasando realmente bien. Hoy fuimos hasta la ciudad por provisiones para los tres últimos días que quedaban, solo fuimos Matt, Luca y yo, el resto se quedaron en el campamento jugando a las cartas. Luego de comprar las cosas en el supermercado y volver al auto nos dimos cuenta de que nos había faltado los cigarros de Jesua y una tónica, así que Matt volvió a entrar a comprar el resto mientras Luca y yo lo esperábamos en el auto, —Dime Luca, ¿estás pasando bien? — le pregunté aprovechando que estábamos solos, — Si hadita la estoy pasando de maravilla— afirmo con una sonrisa, — Me alegro; por suerte las cosas van calmadas y no te han molestado para nada. Luca se rascó la cabeza y levanto un poco los hombros antes de contestar, — Emm, sí; creo que me está dando el tiempo que pedí para pensar las cosas. Me giré en el asiento del copiloto para verlo a los ojos, — ¿Y, has reflexionado en lo que te dijo? — Sí, no he
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Capítulo cuarenta y cinco: La pesca.
Me abrazó y comenzó a besarme de una forma apasionada; logrando derretir cada parte de mí con sus besos, — Para, para amor; puede venir alguien— susurre al sentir sus manos por debajo de mi blusa, — Nadie vendrá; todos duermen, no tengas miedo — murmuró en mi oído mientras me mordía suavemente, haciendo que me erice. Continúo acariciando mi piel a gusto; devorando mis labios, desabrocho el botón de mi jean introduciendo su mano por debajo de mi ropa interior. Al sentir su piel fría en esa parte de mí, no pude evitar soltar un gemido por sus caricias, haciendo que el fuego se avivara aún más. Mi rostro sonrojado, dejaba muy en claro mi excitación al tenerlo así, pase mis manos dejando pequeños arañazos por el largo de su pecho; bien marcado, haciendo que con cada movimiento se muerda los labios. Comencé a moverme para él siguiendo su juego, sintiendo como su calor iba en aumento, mis pechos estaban erizados al sentir el roce con su remera levantada, el clímax estaba llegando
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Capítulo cuarenta y seis: Conociéndonos un poco más.
Ya se acercaba el fin de esta travesía, el día había sido igual de movido y divertido que los días anteriores, ahora de nuevo nos encontrábamos todos reunidos, alado del fuego en esta noche estrellada. Esta vez; propusimos hacer algo diferente, queríamos conocer un poco más de cada uno, así que para dar pie a los demás, comencé contándoles un poco de mi pasado, mi historia familiar; hasta cuando llegué a conocerlos a todos los presentes. Cuando termine hicimos un brindis y todos comenzaron a decir algo bueno de mí para levantarme un poco el ánimo, Matt que estaba a mi lado solo me abrazó y me dio un tierno beso, — Bueno, ya que mi princesa terminó, me toca contarles a mí—, se recostó por el tronco y comenzó a contar su historia. Cuando por fin terminó volvimos a hacer lo mismo, ambos teníamos tantas cosas tristes… Llegó el turno de Lupe, ella antes de comenzar se sintió un poco nerviosa así que le hice un gesto animándola a empezar, Pablo que estaba a su lado le dijo —V
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Capítulo cuarenta y siete: Conociendo a Renata.
La noche continuaba, Matt y Jesua habían ido por más leña y el resto nos quedamos alado del fuego, — Bueno; chicos, ya que estamos; ¿quién quiere empezar? — pregunte alegre con mi cerveza en la mano, Renata, que estaba frente a mí; al otro lado de la fogata contesto — Bueno, yo empiezo, les aclaro que mi vida no es tan interesante. Todos nos reímos y levantamos nuestras latas para darle el empujón que le faltaba para qué comenzara a hablar, tomo un buen trago y comenzó a contar un poco más de ella. “Bueno, queridos míos, yo soy la única hija de un magnate petrolero, toda la familia de mi padre está podrida en dinero, mi madre; por otro lado, es hija de un expresidente y su casamiento fue arreglado por mis abuelos. Ellos decidieron tenerme a mí, solo para completar su cuadro de familia importante y para que la familia dejara de fastidiarlos, —Gran error por su parte. Pero nunca me dieron atención o me dedicaron tiempo, a papi solo le importa hacer más y más dinero y a
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Capítulo cuarenta y ocho: Solo quedaban dos.
—Bueno, ahora es mi turno— dijo Pablo muy alegre mientras se ponía más cómodo para comenzar: “Yo vivo con mis padres y tengo dos hermanos más grandes que yo y una hermana pequeña, mi familia es dueña de una prestigiosa marca de arroz, que va desde la plantación y sigue todo el recorrido, hasta el embalaje y posteriormente su venta a distintos países. Es una empresa familiar, la marca la empezó mi bisabuelo y fue pasando de generación en generación hasta mi padre, ahora él; le pasó el mando a mis hermanos mayores. Mis padres viven en el campo, ambos ya retirados disfrutan de su vejez en armonía, a mí no me llama la atención el campo y desde pequeño siempre quise ser médico, mi hermana pequeña también prefirió otra carrera, a ella le gusta la moda y está estudiando en una escuela de modas en España. Si bien los cuatro hijos tenemos acciones iguales en la empresa familiar, el manejo se lo dejamos a mis hermanos mayores que sí aman todo lo que tenga que ver con el campo y estudiaron
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Capítulo cuarenta y nueve: Dándonos una oportunidad.
“Cuando por fin la encontré, ella vivía en un barrio privado con su familia, su esposo trabajaba en el banco y tenía una hija más chica que yo. Hice que su marido se enterara de todo, rompí cada ventana de su casa y destruí su mundo perfecto, y cuando por fin la miré a la cara y le dije todo lo que tenía dentro, ella no me dijo nada bueno, solo me corrió y me amenazó con llamar a la policía. Era claro que me había olvidado y obviamente no sentía nada por mí. Con la nena no me metí, ni siquiera quise saber cómo se llamaba, ella no tenía nada que ver con la rabia que sentía hacia su madre. Luego simplemente me fui y prendí fuego su cartita, nunca más me acerqué a su casa ni volví a verlos a ninguno de los tres, también me enteré quién era mi padre, un desgraciado que murió por una sobredosis solo como un perro tirado en la calle… Del resto de mi familia nunca conocí a nadie por ninguno de los dos lados, tampoco quise conocerlos o saber algo de ellos, para mí nunca existieron y j
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Capítulo cincuenta: Días normales
Caminamos de la mano hacia donde estaban el resto de los chicos. Para mi agrado mis amigas ya habían vuelto de la ciudad y todos estaban sentados alrededor de la fogata. Aunque estaba muy feliz, no pude evitar sonrojarme al notar las caritas de alegría y asombro de los demás al vernos así, Jesua pudo notarlo enseguida y simplemente hizo que me sentara a su lado y me besó de forma tierna frente a la mirada de los demás confirmando el comienzo de este romance. Los aplausos y gritos no se hicieron esperar, sabía que todos esperaban este momento, me sentía más que feliz de que mis amigos nos apoyaran y de que él no tuviera miedo de demostrar lo que sentía bajo sus miradas. El día culminó en armonía, todos nos fuimos a acostar muy tarde, y a la mañana siguiente decidimos levantar el campamento e irnos un día antes porque se avecinaba una fuerte tormenta, luego de recoger todo nos pusimos en marcha para regresar a la uni. Las vacaciones habían terminado, fueron días de muchas aleg
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