“Cuando por fin la encontré, ella vivía en un barrio privado con su familia, su esposo trabajaba en el banco y tenía una hija más chica que yo. Hice que su marido se enterara de todo, rompí cada ventana de su casa y destruí su mundo perfecto, y cuando por fin la miré a la cara y le dije todo lo que tenía dentro, ella no me dijo nada bueno, solo me corrió y me amenazó con llamar a la policía. Era claro que me había olvidado y obviamente no sentía nada por mí. Con la nena no me metí, ni siquiera quise saber cómo se llamaba, ella no tenía nada que ver con la rabia que sentía hacia su madre. Luego simplemente me fui y prendí fuego su cartita, nunca más me acerqué a su casa ni volví a verlos a ninguno de los tres, también me enteré quién era mi padre, un desgraciado que murió por una sobredosis solo como un perro tirado en la calle… Del resto de mi familia nunca conocí a nadie por ninguno de los dos lados, tampoco quise conocerlos o saber algo de ellos, para mí nunca existieron y j
Caminamos de la mano hacia donde estaban el resto de los chicos. Para mi agrado mis amigas ya habían vuelto de la ciudad y todos estaban sentados alrededor de la fogata. Aunque estaba muy feliz, no pude evitar sonrojarme al notar las caritas de alegría y asombro de los demás al vernos así, Jesua pudo notarlo enseguida y simplemente hizo que me sentara a su lado y me besó de forma tierna frente a la mirada de los demás confirmando el comienzo de este romance. Los aplausos y gritos no se hicieron esperar, sabía que todos esperaban este momento, me sentía más que feliz de que mis amigos nos apoyaran y de que él no tuviera miedo de demostrar lo que sentía bajo sus miradas. El día culminó en armonía, todos nos fuimos a acostar muy tarde, y a la mañana siguiente decidimos levantar el campamento e irnos un día antes porque se avecinaba una fuerte tormenta, luego de recoger todo nos pusimos en marcha para regresar a la uni. Las vacaciones habían terminado, fueron días de muchas aleg
Otro mes de clases pasaba en un abrir y cerrar de ojos. Esta mañana recibí un mensaje de Grecia que necesitaba hablar conmigo y solo espero que no sea sobre las prácticas en el hospital. Sé que me he llevado por mis corazonadas más de una vez y eso a mi supervisor no le agrada, pero bueno, por más que lo intento no puedo evitarlo; si algo está mal hecho o falta debo corregirlo. Quedé en pasar a su despacho luego de las clases, no sé por qué, pero presiento que este día se va a volver algo confuso. —Hola Lu ¿cómo estás? — la saludo al llegar junto a ella en el patio. — Hola emm bien, hoy estoy bastante animada, el profesor Gutiérrez me pidió que armara una carpeta con dibujos detallados del sistema nervioso, así que hacerlos me entusiasma bastante. — Eso es muy bueno Lu, sé que te quedaran estupendos— al escuchar mis palabras volvía a notar en ella ese brillo que tanto la caracteriza, poco a poco volvía a ella esa Lupe que tanto extrañaba, — Si necesitas algo, no dudes en pe
Cuando terminé de leerla, no lo podía creer; la volví a leer palabra por palabra muchas veces y es que no lograba imaginarme a Rebecca escribiendo algo como eso y menos que estuviera arrepentida de sus actos conmigo. Pero; ¿qué busca con escribirme algo así y rebajarse tanto?, esto no es propio de la mujer egoísta que conozco. No podía decir que su carta me transmitiera algo más que bronca, desde que dejé su m*****a casa, nunca más he vuelto a poner un pie en ella. Guardé la carta en mi bolso y salí de la habitación a buscar a Matt, quería hablar con él, mostrarle la carta y desahogarme. Saqué mi teléfono y le mandé un wuisap, Fer: — Amor, te espero en el estacionamiento, necesito hablar contigo, no demores. Su respuesta no demoró en llegar, Matt: — Voy para ahí. Guardé el teléfono en mi bolsillo y me apoyé por el auto para esperarlo. Al cabo de unos minutos pude verlo en la lejanía, se notaba que había salido apurado, tenía solo la campera puesta y nada de bajo, — Esto
Hoy era el día de la invitación que me había llegado semanas atrás y que tan perdida me había tenido. Matt quiso acompañarme cuando le confirmé que asistiría, pero preferí ir sola, aunque mi petición no le convenció para nada; decidió aceptar con la condición de que le escriba cada vez que pueda como iban las cosas y que si algo no me gustaba lo llamará para que fuera a recogerme. Luego de una hora de viaje, por fin estaba en la entrada de este lujoso lugar, le escribí a Matt que ya estaba allí, respire hondo y me armé de valor antes de cruzar sus inmensas puertas, — Buenas tardes, señorita— apenas entre ya me saludaba la chica de la recepción, — Buenas tardes, estoy aquí porque alguien me está esperando— le dije de manera cordial, — Dígame el nombre de la persona que la espera, por favor. —Rebecca. Apenas terminé de decirle el nombre, ya noté en su rostro que sabía perfectamente de quién estaba hablando, salió de su puesto muy alegre y se volvió a dirigir a mí, — Por
Ha pasado una semana desde que mi amada está en coma, no me he despegado de su lado, suplicando que vuelva a mí, que despierte; pero aún no hay ninguna mejoría. Los doctores dicen que es un milagro que aún siga viva, pero no dan garantías de que despierte. No he parado de maldecirme por no acompañarla ese maldito día, si hubiera ido con ella; sé que estaría bien, hubiera impedido que algo malo le pase; estaría sana y salva a mi lado. Me inclino hacia la cama y tomo su mano con mucho cuidado, — Por favor, mi princesa, despierta; vuelve a mi amor— una lágrima se me escapa y no evito que caiga sobre su mano y la mía. Sigo sumergido en ella y no me doy cuenta de que alguien más entro en la habitación, — Hola Matt— apoya su mano en mi hombro, — Debes ir a descansar; a comer algo, no has salido de este cuarto desde hace varios días— levanto la vista hacia ella, es Clara, su abuela, — No puedo dejarla sola— admito con pesar y culpa, —Mi niño no va a estar sola, yo estaré aquí hasta qu
Pasé tu funeral en una celda junto a Renato, Luca y Jesua. Ya nada me importaba, te había perdido, mi mente estaba hecho un caos, me sentía culpable por no haberte acompañado ese día y no haber estado contigo en el funeral. Sentía que te había traicionado, que había defraudado todo el amor y la confianza que tenías por mí. Ni siquiera había escuchado el sonido de la reja abriéndose, —Ustedes cuatro pueden irse, no levantaron cargos contra ustedes. Me levanté del suelo y salí de ahí en silencio, afuera estaba Dilan esperándonos junto a Pablo que había traído mi auto, — Me voy solo— dije sin ganas antes de subir al auto, — Espera Matt, ¿a dónde vas? — preguntaron, pero solo arranqué el motor y salí de ahí sacando chispas. Pude escuchar los gritos de los demás, pero no me importó. Conduje sin prudencia alguna hasta llegar al cementerio y entre como caballo desbocado buscándote. Cuando por fin te encontré caí rendido frente a esa lápida con tu foto, en ella te veías prec
Los días pasan y yo no salgo de este cuarto polvoriento, mis ojeras; mi cabello enredado, mi ropa desaliñada dejan muy en claro mi estado de ánimo. Mi abuela se ha empecinado en hacerme la guerra, ella quiere que me levante, pero yo sigo enredado en las sábanas sin dejar que un rayo de luz entre por la ventana. Cuando escucho el sonido de la puerta vuelvo a impacientarme, — ¡Que no quiero ver a nadie! —Mi grito ronco es claro: vuelvo a girarme dándole la espalda a la puerta. En ese momento puedo escuchar como la misma comienza a abrirse, — ¿Pero qué m****a? — me siento de golpe en la cama y veo como una cara se acerca sutilmente en el pequeño espacio que ahí, entre la puerta y la pared, — ¿Puedo pasar? — ¿Si digo que no te irás? — Grecia me hace una mueca al oírme y termina de entrar en la habitación, — ¿Qué hace aquí consejera? — le pregunto de poca gana, — ¿No es claro el motivo de mi visita? — Mire, no quiero ser desubicado con usted, pero realmente no quiero