Juno acompañaba a su madre a dar una vuelta por la granja, como hacía buen tiempo, valía la pena dar un pequeño paseo. Su madre, que lo conocía a la perfección, notó lo sombrío en sus palabras, — ¿Quieres contarle a mamá lo que ocupa tus pensamientos? — le preguntó sujeta a su brazo, — No me ocurre nada, madre —contestó, ocultando la verdad, Clara no era boba, sabía lo que ocurría hace ya varios meses en su hogar, así que; dando unos minutos de silencio, optó por darle un consejo, —Ella se irá mañana, Juno, si lo que tu corazón siente es real; no la dejes marchar sin decírselo, no debes temerle al amor. Su hijo la escuchó, más no dijo nada, solo detuvo sus pasos dejando un beso en la mejilla de ella, para continuar su paseo un poco más. La tarde se había vuelto calurosa, Aurora; que cuidaba de un animal enfermo, decidió buscar para el mismo un poco de ración, yendo hacia el granero, no pudo evitar sonrojarse al verlo a él, entrando los fardos con calma y la camisa totalmente des
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