Estaba lista, peinada, maquillada, con el vestido puesto y el velo por supuesto. Su reflejo en el espejo era algo triste, era una novia elegante, con clase, pero nada feliz, no importaba cuanto esfuerzo hiciera no podía sonreír como Dios manda y si no podía era mejor fingir que era una persona seria. Aunque no lo fuera. En años pasados sonreír era su pasatiempo, era alegre y todo mundo notaba su presencia, eran años en los que no tenía preocupaciones, ni tristezas. Esos tiempos ya eran historia y no volverían, después de la perdida de su madre y quedando ella sola a cargo de sus dos hermanos, su vida se había ido en un horrendo declive que cada vez iba de mal en peor. Tenia sentimientos hacia Dante, pero aquello no tenia caso, aun recordaba la sensación de su cuerpo sobre el de ella, aquellos besos apasionados, aquello sería demasiado difícil, y tenia tanto miedo de enamor
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