El sueño que tenía la impulsaba a recargarse en el respaldo del auto, afortunadamente tenía la tecnología para que ella pudiera dormir mientras que el conductor, su marido, manejaba hasta donde tenían que ir, que no era muy lejos, a solo dos horas de la ciudad. Lo que le llevaba a pensar ¿Por qué tenían que levantarse tan temprano? La villa iba a estar ahí, el entusiasmo de verla de pronto se le olvido, se había esfumado, porque esa villa no resolvería su vida, eso desearía, pero no lo haría.
Vio a Dante tan despierto y frío como siempre, era tan increíble que hubiera encontrado tiempo para ir a la villa, ella había planeado ir sola en un auto rentado o algo así. Nunca se hubiera imaginado que una tarde llegara y le dijera que empacara para dos días, irían a la villa porque él tenía libre ese fin de semana. Al momento
Cuando despertó escuchó la televisión encendida, vio la cabeza de Cristina recargada en el sofá, se sentó y se acercó a ella cuando notó que tenía los ojos llorosos. Se sentó a su lado e iba a preguntarle que sucedía cuando vio el reportaje de la televisión. Era de niños de la calle, niños de África y cosas por el estilo, suspiro e iba a pagar la televisión cuando ella hablo.—Quiero terminar de verlo – le dijo.—Estas llorando – dijo el como si fuera obvia la razón del por qué apagaba el aparato.—Esta interesante.—¿sabes que los reportajes son falsos? – preguntó el.—¡no lo son! Mira a esos niños, están en los huesos – dijo ella seria – no puede ser falso.&nbs
Su celular había sonado hace cinco minutos de nuevo, pero no contesto, no tenía ganas, estaba demasiado enfadada para hacerlo. Los pies le dolían así que se quitó los zapatos altos y camino descalza por la calle, no había traído dinero para un taxi, pero tampoco tenía ganas de tomarlo y llegar a esa fría casa, quería caminar de bajo de la noche… olvidarse de todo y de la vergüenza de esa noche, de todos modos, para lo que le improbaría a él su vergüenza.Vio las oscuras calles iluminadas por la tenue luz que daba la luna, que extraño, se sentía tan vacía, tenía dinero, una casa, un esposo atractivo y rico, pero…no tenía amor. Su familia estaba muerta y…nadie la apreciaba lo suficiente, ahora mismo Dante debería estar en el salón, hablando con sus importantes invitados sin notar su ausencia… &ie
Una remodelación de una pequeña casa era agotadora, no se había dado cuenta de eso hasta que comenzó con el proyecto. Tenía el dinero, pero el tiempo y la energía le eran insuficientes, iba continuamente a una institución de obras benéficas, y después se dedicaba a ver los planos con el arquitecto que se encargaba de la remodelación. Esa tarde venía de una larga junta con las mujeres del comité de obras, estaban planeando una fiesta para los desamparados de la ciudad, las ideas no eran lo suficientemente buenas para llevarlas acabo, nunca pensó que pudiera ser tan agotador el formar parte de algo así.Llegó a la oficina del arquitecto con diez minutos de retraso, la secretaria al verla la detuvo.Señora Spencer, su cita era hace diez minutos, el arquitecto…No pasa nada – dijo el arquitecto desde l
Todo su cuerpo estaba adormecido, incluso le costaba trabajo mantener sus ojos abiertos, las caricias que Dante le brindaba en su espalda eran tan suaves y placenteras que pronto se quedaría dormida. Pero no quería quedarse dormida, no aún. Cuando despertaba el volvía a ser frío y eso ella no lo quería, no aún.—Quiero ir contigo la próxima vez que veas al arquitecto – le dijo el en un murmuro.—No es necesario, entiendo lo suficiente de…—No se trata de eso, no le he visto, quiero ver quien es – dijo serio. Cristina se preguntó por qué tanta protección——Bueno, como quieras – le dijo ya casi dormida.Por la mañana Cristina sintió el espacio vació de su esposo, ya no le extraño ni mucho menos, solo se levantó e inte
Despertó con un dolor en el frente muy intenso, se llevó la mano a la frente y sintió los puntos, además sentía la mano pesada, poco después vio que traía suero, era obvio. Estaba en un hospital. Su mirada poco a poco se fue haciendo más y más clara, entonces noto las paredes crema, las flores en el mueble de un lado, y en frente, en el sofá, estaba Dante hablando por teléfono, y parecía tranquilo.Se sentó con algo de dificultad, encontraba incomodas las almohadas, iba a acomodarlas cuando las manos de Dante lo hicieron por ella. Le vio azorada y sin saber que decir. ¿perdón por desmayarme? Eso no sonaría lógico…—¿Así están bien? – preguntó después de acomodar las almohadas.—Si, gracias – dijo Cristina – lamento haber…
Le veía extrañada, ese que estaba sentado era Dimitri, el hermano de su esposo y un hombre extraño que la había acosado, quizás, tan solo era un incomprendido, quizás, no quería saber sus motivos para perseguirla, pero lo escucharía de todos modos.—Primero que nada, te cuento todo esto porque al enterarme que esperabas un bebe me he dado cuenta de todo…— comenzó con un tono de voz estable y seguro. – Cuando te vi por primera vez, realmente creí que eras la mujer más hermosa de la tierra, se cómo es Dante, indiferente, infiel, mentiroso, alguien en quien no puedes confiar, y tu parecías tan inocente, que realmente quise que fueras mía, quería ser yo quien estuviera a tu lado, pero Dante me gano, como siempre ha hecho y eso me hizo sentir frustrado, por eso comencé a seguirte, y la verdad, tenía la esperanza de que esto d
Después de dos horas el llanto había cesado, después de dos meses de amabilidad y cuidados se presentaba esta mañana y decía algo tan frío como eso. Lo peor de todo es la forma en que la había afectado, no pensaba que fuera tan grave y aún así sus palabras se clavaron en su mente cual si fueran dagas.Pensó que seguir reflexionando sobre eso no llevaría a nada bueno así que se vistió, dejo el desayuno intacto y salió de su habitación. Fue entonces cuando notó que había dos arreglos de flores delante de su habitación.¿serían de Dante?No, el no se disculparía tan pronto y de esa manera, para que el le diera flores tendría que ser algo excepcional… vio la tarjeta y la abrió.Quiero verte, deseo verte… quiero tenerte entre mis bra
—No, no definitivamente no iría. El vestido le quedaba mal, pequeño, se sentía mal, tenía asco y quería quedarse a dormir, si, era la organizadora, pero se las arreglarían sin ella, era definitivo. Se quitó el vestido negro que había comprado con deseos de ocultar que gorda se estaba poniendo, se puso su bata y se recostó en la cama. Quería llorar, de verdad eso del embarazo estaba más y más complicado, nunca se imaginó que se sentiría así.Sintió que Dante entraba en la habitación, si, seguramente ya estaría vestido con su smoking y listo para irse, esperaba el reclamo en cualquier momento cuando una caricia la hizo voltearle a ver sorprendida.—¿te sientes mal? – le preguntó mientras le acariciaba el brazo—Molestias normales – respondió sin dar