Todo su cuerpo estaba adormecido, incluso le costaba trabajo mantener sus ojos abiertos, las caricias que Dante le brindaba en su espalda eran tan suaves y placenteras que pronto se quedaría dormida. Pero no quería quedarse dormida, no aún. Cuando despertaba el volvía a ser frío y eso ella no lo quería, no aún.
—Quiero ir contigo la próxima vez que veas al arquitecto – le dijo el en un murmuro.
—No es necesario, entiendo lo suficiente de…
—No se trata de eso, no le he visto, quiero ver quien es – dijo serio. Cristina se preguntó por qué tanta protección—
—Bueno, como quieras – le dijo ya casi dormida.
Por la mañana Cristina sintió el espacio vació de su esposo, ya no le extraño ni mucho menos, solo se levantó e inte
Despertó con un dolor en el frente muy intenso, se llevó la mano a la frente y sintió los puntos, además sentía la mano pesada, poco después vio que traía suero, era obvio. Estaba en un hospital. Su mirada poco a poco se fue haciendo más y más clara, entonces noto las paredes crema, las flores en el mueble de un lado, y en frente, en el sofá, estaba Dante hablando por teléfono, y parecía tranquilo.Se sentó con algo de dificultad, encontraba incomodas las almohadas, iba a acomodarlas cuando las manos de Dante lo hicieron por ella. Le vio azorada y sin saber que decir. ¿perdón por desmayarme? Eso no sonaría lógico…—¿Así están bien? – preguntó después de acomodar las almohadas.—Si, gracias – dijo Cristina – lamento haber…
Le veía extrañada, ese que estaba sentado era Dimitri, el hermano de su esposo y un hombre extraño que la había acosado, quizás, tan solo era un incomprendido, quizás, no quería saber sus motivos para perseguirla, pero lo escucharía de todos modos.—Primero que nada, te cuento todo esto porque al enterarme que esperabas un bebe me he dado cuenta de todo…— comenzó con un tono de voz estable y seguro. – Cuando te vi por primera vez, realmente creí que eras la mujer más hermosa de la tierra, se cómo es Dante, indiferente, infiel, mentiroso, alguien en quien no puedes confiar, y tu parecías tan inocente, que realmente quise que fueras mía, quería ser yo quien estuviera a tu lado, pero Dante me gano, como siempre ha hecho y eso me hizo sentir frustrado, por eso comencé a seguirte, y la verdad, tenía la esperanza de que esto d
Después de dos horas el llanto había cesado, después de dos meses de amabilidad y cuidados se presentaba esta mañana y decía algo tan frío como eso. Lo peor de todo es la forma en que la había afectado, no pensaba que fuera tan grave y aún así sus palabras se clavaron en su mente cual si fueran dagas.Pensó que seguir reflexionando sobre eso no llevaría a nada bueno así que se vistió, dejo el desayuno intacto y salió de su habitación. Fue entonces cuando notó que había dos arreglos de flores delante de su habitación.¿serían de Dante?No, el no se disculparía tan pronto y de esa manera, para que el le diera flores tendría que ser algo excepcional… vio la tarjeta y la abrió.Quiero verte, deseo verte… quiero tenerte entre mis bra
—No, no definitivamente no iría. El vestido le quedaba mal, pequeño, se sentía mal, tenía asco y quería quedarse a dormir, si, era la organizadora, pero se las arreglarían sin ella, era definitivo. Se quitó el vestido negro que había comprado con deseos de ocultar que gorda se estaba poniendo, se puso su bata y se recostó en la cama. Quería llorar, de verdad eso del embarazo estaba más y más complicado, nunca se imaginó que se sentiría así.Sintió que Dante entraba en la habitación, si, seguramente ya estaría vestido con su smoking y listo para irse, esperaba el reclamo en cualquier momento cuando una caricia la hizo voltearle a ver sorprendida.—¿te sientes mal? – le preguntó mientras le acariciaba el brazo—Molestias normales – respondió sin dar
Era un día sumamente ocupado, había mucho trabajo debido a que había decidido realizar una auditoría interna, era necesaria a pesar de que tenían dos contratos por dos campañas publicitarias importantes la auditoria era importante ya que se estaban realizando auditorías externas para revisar todas las empresas del ramo. Quería estar seguro de estar bien en todo.Vio a su secretaria ponerse de pie, vaya seguramente tenía algo que decirle, se paró frente a ella esperando un recado rápido.—Le esperan en la sala de juntas – avisaba Carmen, aunque Libi ya debía estar allí. Vio su reloj e hizo memoria. No tenía citas ese día a esa hora.—No tengo citas – le dijo a la secretaria esperando una respuesta—Lo sé, trate de decirles que sacarán cita,
La lista de invitados no podría ser más extensa, había funcionarios con sus esposas, directores de empresas y gerentes, todos relacionándose para poder obtener mejores tratos. Justo lo que hacía su esposo. En ese momento estaban hablando con el director de una agencia de medios de comunicación, es decir alguien que sería de gran ayuda a Dante. El hombre parecía inteligente y educado, su esposa, una ex modelo rubia parecía bastante aburrida y engreída, ni siquiera se había dignado a ver a Cristina.—Su esposa se ve adorable embarazada si me permite – dijo el hombre sonriendo. Cristina se sonrojo pero sonrió.—Por supuesto, es ahora cuando más cuidado debo tener – dijo Dante dándose un beso en la cien.—Mi Kendra y yo estamos tratando de encargar – dijo el hombre.&mdash
Despertó con un dolor de cabeza, pero nada más le dolía, era una sensación realmente extraña, sabía que estaba en el hospital por que recordaba el trayecto en la ambulancia lo que le recordaba a su herido esposo. Despertó entonces por completo y enseguida una mano que estaba encima de la suya le llamó la atención.—Tranquila – le dijo la conocida voz de su esposo. Lo volteo ver y le vio ahí, estaba un poco balido pero en pie, vivo que era lo mas importante—¡Dante! – le dijo lágrimas en los ojos. El se apresuro a secarlas con el dedo índice de la mano izquierda.—No llores, todo esta bien – le dijo con una suave voz. – todo esta bien, tu y el bebe están bien y yo también.—Estaba tan asustada – le confesó y el se inclino par
Llevaba esperando por el media hora o más, todas las luces estaban apagadas y las sábanas le cubrían hasta el cuello y escuchaba cada uno de los pasos que daba Dante hasta que abrió la puerta y ella cerró los ojos. No tardó ni cinco minutos en meterse en la cama y le dio un beso en la frente. Cristina sonrió y se volteo abrazando a su marido.—¿todo bien? – preguntó sonriendo—Perfecto – respondió el—Dante… yo quería decirte…—¿Qué cariño?—Yo… — decía insegura – creo que me estoy enamorando de ti,—Dante recibió las palabras con una sonrisa y abrazo mas fuerte a su pequeña esposa.—Esta bien, descansa – dijo con una voz suave y