Desde que había accedido a casarse, los medios que ya invadían su vida estaban en cada momento, en cada movimiento y esto le traía problemas, ahora no era solo una pobre indefensa chica que había perdido a su padre, ahora era una chica que por conseguir dinero había logrado atrapar a Dante, uno de los solteros más codiciados. Eso eran los periódicos que le creían, pero la mayor parte dudaban de su relación con él, ¿Cómo era posible que se consolidara una relación en menos de un mes?
Tampoco había vuelto a tener contacto con la familia de Dante, no quería verlos, ellos la consideraban una oportunista como decían los periódicos, o eso pensaba ella, y no quería tener peleas de ningún tipo.
El compromiso se estaba volviendo más complicado cada vez, se tornaba más mentira que verdad, nadi
No sabía de donde había venido esa petición, quizás, es que solo él sabía las curvas que se escondían por debajo de la ropa, ella, había perdido su virginidad con él, solo él la había visto desnuda y no quería que nadie mas notara lo voluptuosa que era, Cristina era suya, solo suya, y así seria en lo que duraba el acuerdo, pero pensar en cuando este terminara y ella fuese libre para acostarse con otros, le dejo un mal sabor de boca. No quiso pensar en eso.“si no te es agradable podemos hacer algo, pero lo más eficaz sería que dieras una muestra definitiva que por lo menos te es atractiva.”La veía atractiva con ese vestido, con su ropa normal, era atractiva, con clase y estaba seguro que cuando sonriera se vería mejor porque era esa clase de mujer. Realmente Cristina era sensual, aun la recordaba en aquella fies
Había amanecido, era otro día y Cristina no tenia ganas de hacer nada, solo desaparecer dentro de un hoyo y ya no salir de allí.Aventó la almohada más cercana y después escuchó el tono de su celular. Lo buscó en su bolsa y contestó sin ver quien era.—bueno – dijo en un tono que intento ser neutral.—¿qué sucedió? – preguntó Dante que enseguida reconoció la voz molesta de Cristina.—¡Nada! – dijo brusca. ¿tendría que decirle?—Cristina…——Bien, ¿quieres saber? ¡Solo dile a tu estúpido hermano que no me moleste más! —Cristina colgó el teléfono y Dante supo porque estaba molesta. Maldito D
Estaba lista, peinada, maquillada, con el vestido puesto y el velo por supuesto. Su reflejo en el espejo era algo triste, era una novia elegante, con clase, pero nada feliz, no importaba cuanto esfuerzo hiciera no podía sonreír como Dios manda y si no podía era mejor fingir que era una persona seria. Aunque no lo fuera.En años pasados sonreír era su pasatiempo, era alegre y todo mundo notaba su presencia, eran años en los que no tenía preocupaciones, ni tristezas. Esos tiempos ya eran historia y no volverían, después de la perdida de su madre y quedando ella sola a cargo de sus dos hermanos, su vida se había ido en un horrendo declive que cada vez iba de mal en peor. Tenia sentimientos hacia Dante, pero aquello no tenia caso, aun recordaba la sensación de su cuerpo sobre el de ella, aquellos besos apasionados, aquello sería demasiado difícil, y tenia tanto miedo de enamor
Cuando entró en la limusina iba casi dormida, no sintió el trayecto largo, juraba que se había dormido. Su esposo, Dante estaba tan fuerte y despierto como siempre.Llegaron al departamento de Dante, era uno de los más lujosos que había visto, sus muebles eran de lujo, todos de moda, incómodos, se sentía mejor si hubiera un aspecto más hogareño, pero era mucho pedir.Dejó los zapatos en la entrada sin importarle el orden. Estaba muy cansada. De repente se tambaleo y Dante la sostuvo de la cintura.Lo vio ahí de pie con ella, se veía tan guapo, como ese día en la modista, tan apasionado, tan diferente al frío empresario que era.Y sin pensarlo dos veces lo besó, el respondió con pasión, con candor. El bajo las manos hasta su espalda baja y la atrajo más hacia él, quer&ia
Era un nuevo día y Cristina no se detuvo a pensar en la pelea con su reciente esposo, si bien él no quería un matrimonio verdadero ya se adaptaría a él, y la situación. Por lo mientras tenía que llamar a Libi y pedirle que le explicará todo, así como tambien pedirle que trajera a dorita a la nueva casa, los padres de Dante habían visto a sus hermanos y habían mantenido sus reservas hacia con ellos, por supuesto, no los aceptarían solo así hasta que las pruebas de ADN falsas les fueran mostradas, todo aquello era un fastidio.Marcó el número de su mejor amiga mientras desayunaba. La juvenil voz de ella la saludó con cierta emoción.—Buenos días señora Spencer – le dijo Libi entre risitas. — ¿en qué puedo ayudarla? ——Cristina, llámame solo C
De pronto la conversación tomó un rumbo que ella no se imaginó.—Cristina, querida sé que esta joven, pero ¿tú y mi hijo no piensan tener mas hijos pronto? – preguntó Bernarda sonriendo. Cristina se quedó de piedra.—No lo hemos hablado, creo que aún es muy pronto, Charlie, como ya pudo ver, necesita un tratamiento, y Teodora es aún muy pequeña – dijo ella sonrojándose.—Yo no lo creo – terció Diana. – Vi a sus hijos, se parecen a él debo admitir, pero Dante querrá mas hijos, además, los suyos serán los herederos, así que querrá tener todos los que pueda — dijo con algo de celos y enojo, sus hijos no eran herederos.—Realmente mis nietos son encantadores, aunque mi esposo no se sentirá en paz hasta tener esas
El sueño que tenía la impulsaba a recargarse en el respaldo del auto, afortunadamente tenía la tecnología para que ella pudiera dormir mientras que el conductor, su marido, manejaba hasta donde tenían que ir, que no era muy lejos, a solo dos horas de la ciudad. Lo que le llevaba a pensar ¿Por qué tenían que levantarse tan temprano? La villa iba a estar ahí, el entusiasmo de verla de pronto se le olvido, se había esfumado, porque esa villa no resolvería su vida, eso desearía, pero no lo haría.Vio a Dante tan despierto y frío como siempre, era tan increíble que hubiera encontrado tiempo para ir a la villa, ella había planeado ir sola en un auto rentado o algo así. Nunca se hubiera imaginado que una tarde llegara y le dijera que empacara para dos días, irían a la villa porque él tenía libre ese fin de semana. Al momento
Cuando despertó escuchó la televisión encendida, vio la cabeza de Cristina recargada en el sofá, se sentó y se acercó a ella cuando notó que tenía los ojos llorosos. Se sentó a su lado e iba a preguntarle que sucedía cuando vio el reportaje de la televisión. Era de niños de la calle, niños de África y cosas por el estilo, suspiro e iba a pagar la televisión cuando ella hablo.—Quiero terminar de verlo – le dijo.—Estas llorando – dijo el como si fuera obvia la razón del por qué apagaba el aparato.—Esta interesante.—¿sabes que los reportajes son falsos? – preguntó el.—¡no lo son! Mira a esos niños, están en los huesos – dijo ella seria – no puede ser falso.&nbs