El rostro de Daniel también resultaba una especie de poema oscuro, denotando en su semblante que estaba formulándose hipótesis acerca de cómo Kat y Nía, la novia de su mejor amigo, se conocían. Al final, con una sonrisa cordial, y la mirada acusa en las jóvenes logró reponerse para ocultar su mascarada perturbadora.—¡Un placer, Stefanía! Daniel Gossec —sonrió con pleitesía al ver el sonrojo en la joven, ese que solía captarse en las personas que eran descubiertas pecando.Sí, el pecado de la admiración. —¡Es… es un placer, Daniel!—Ella es la chica que te comenté, Daniel. La que conocí en la boutique donde compré los trajes de baño —le recordó Katherine, no muy convencida de si Daniel quería permanecer más tiempo en el lugar.Tras la tensión del primer momento dejó caer sus hombros en señal de relajación. Aarón estuvo evitando que su novia se vinculara con su vida personal, y aunque le había dicho que eso podría ser pedir demasiado a la fortuna, su amigo le aseguró que él podía cont
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