Y así, mientras unos se dejaban llevar por el odio y el rencor, Craig y Marcus se amaron sin pausas por las siguientes dos semanas.Los primeros días eran felicidad pura, los demás, se sintieron como el paraíso mismo.Marcus despertó una vez más al lado de Craig, desnudos y abrazados, con un ligero adormecimiento en su zona pélvica, pero inclusive ese “dolor” lo hacía feliz. Craig lo hacía inmensamente feliz.-Buenos días—dijo Marcus como tomas las mañanas.-Buenos días—le respondió Craig apretándolo más a sí mismo. Lo único malo de sus mañanas, era cuando Craig terminaba por levantarse para ir a correr. Pero cuando volvía, lo despertaba con un sinfín de besos por toda su cara. Y si se daba la ocasión de que Craig llegara cuando Marcus tomaba un baño, simplemente se le unía y le daba el mejor mañanero de su vida. Lo curioso, es que Marcus siempre pensaba en ese término, no importaba cuantas mañanas sucediera.Pero ese día en especial, había algo diferente. Mientras Marcus tomaba su b
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