MARINAEl olor dentro de las celdas es repugnante, una parte dentro de mí, está llena de miedo, la otra, solo quiere que uno de estos idiotas intente tocarme para que saque las garras, porque primero muerta antes de siquiera intenten algo. Uno de ellos, el más alto, fornido y lleno de tatuajes, sonríe a modo de mostrar su dentadura con dientes de oro, la cosa no puede ser más asquerosa. Se han llevado a Emma, mi soporte, no entiendo nada, solo sé que salir de aquí es mi única opción, pase lo que pase, hacer lo que sea con tal de volver a obtener mi libertad. —Nos vamos a divertir, preciosa —dice el tipo. Los otros se quedan detrás de él, mirándome con ojos llenos de lascivia, trago grueso, no tengo un arma, algo con lo que pueda defenderme, pero extrañamente no tengo miedo, al contrario, siento como la adrenalina recorre todo mi torrente sanguíneo. Estoy preparada para el ataque, cuando una voz masculina, ronca, gélida y tranquila, retumba por cada uno de los huecos de la estancia
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