Diana se despertó, como cada mañana, estaba atada a la cama.―Buenos días, cariño, ¿cómo dormiste? ―le preguntó James que estaba a su lado y le dio un corto beso.―Bien, ¿y tú?―Duermo muy bien cuando estoy a tu lado.Ella sonrió.―Quiero ir al baño.―Sí, claro, cariño.La soltó y, sin levantarse, la dejó ir, ya no tenía miedo de que se quisiera escapar, no lo había hecho. Al salir, él preparaba el desayuno como cada mañana.―Huele muy rico ese café, gracias.―Me alegra que te guste lo que te preparo.―James, estaba pensando algo…―Dime, cariño, ¿qué quieres?―¿Crees que podríamos ir a caminar un poco? Necesito un poco de aire.―¿Quieres irte?―¡No! Solo digo que hoy está li
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