Inicio / Romántica / Una sugar baby / Capítulo 41 - Capítulo 48
Todos los capítulos de Una sugar baby : Capítulo 41 - Capítulo 48
48 chapters
Capítulo 30 (parte 1)
En la mitología griega, Atenea era una diosa guerrera, se lo conferían los dones de la estrategia, ciencias y la habilidad. Nacida de Zeus, las historias sobre su nacimiento señalan que surgió de la cabeza de este, ya adulta y completamente armada. La historia principal cuenta que Zeus se tragó a su madre y luego Hefesto abriría su cabeza de la cual brotó Atenea.Atenea es una de las deidades más respetadas y adoradas de la antigua Grecia ya que representaba las causas justas y la sabiduría. Todo lo contrario, a su hermano Ares, quien representaba la violencia y la barbarie. Jamás se casó o tuvo amoríos en ninguna ocasión, manteniendo así una virginidad perpetua.Esta condición le confirió un papel importante de ser la encargada de hacer cumplir la modestia sexual.Por lo que yo sabía, hubo un conflicto entre Atenea y mi madre que desconoc&iacut
Leer más
Capítulo 30 (parte 2)
(Max)Verla a la distancia me provocó emociones que quizás, no estaba acostumbrado cuando veía a otras mujeres. Otra vez, Ada Gray me demostraba que era única e inigualable. Tenía esa autenticidad tan majestuosa que brillaba por si sola en una fiesta de caridad universitaria a la que estaba acostumbrado a asistir.Verla allí, parada en las escaleras, mirándome como si eso le rompiera el corazón, me hizo trisas. Que hermoso le quedaba el cabello suelto y largo por detrás de los hombros. Dios, como le había crecido el cabello. Seguro así sería más fácil de agarrarlo y enredándolo en mi mano si tuviéramos sexo otra vez.—Oh, veo que ha encontrado a la distancia a su amiga—me dijo la señora Beatriz Coleman, con v
Leer más
Capítulo 31
 Si morir significaba alejarme de él, yo ya estaba muerta desde que lo conocí. Me fue sorpresivo encontrármelo de nuevo y no hubiera imaginado nunca, luego de alejarnos, que terminaríamos así; bailando bajo guirnaldas y decoración navideña en una casa gigante ubicada en un barrio privado. El dinero estaba por doquier, vestidos, trajes caros, relojes y celular caros. Me era imposible entender cómo había llegado allí luego de estar días sin comer y horas sin dormir. Me sentía afortunada. —¿Cómo has estado?—me pregunta Max, con tono tranquilo mientras la música nos lleva a un vals inesperado—. Tapeaste la ventana de tu habitación. Así que, no sé sinceramente cómo has estado—carraspeó, como si lo hubiera recordado. Mi rostro se acaloró
Leer más
Capítulo 32
Fue algo cómico ver cómo ambos se acercaron a mí como si fueran amigos entre ellos de toda la vida. Max se puso a mi derecha y Adam se puso a mi izquierda. Los dos con sus copas y con un ánimo tan feliz que me resultó chistoso. Me crucé de brazos, esperando a que alguno de los dos dijera algo. Parecían drogados contentos. Maldición. Ojalá ese té me lo hubiera bebido yo. Me llevé una mano a la boca, tratando de ocultar una sonrisa estúpida por lo tentada que estaba de risa. El primero en hablar fue Max. —Algún día Tom se comerá a Jerry, Silvestre a Piolín y yo a ti —me miró, guiñándome un hijo. —Veo que la hora de los halagos ha llegado —sentencie, luego de apretar los labios y menear con la cabeza. —¿Eso es lo mejor que tienes, anciano? —se
Leer más
Capítulo 32 (parte 2)
—Max…—musité, con un enorme nudo en la garganta y buscando una explicación en sus preciosos ojos caramelo. —Viaje a Chicago con la única intención de proponerte matrimonio porque no pienso perderte de nuevo, Ada Gray—me dijo, con voz dulce—. Sólo quería estar seguro de que tu amor por mí era genuino como para arriesgarme por ti. Arriesgarnos juntos. Quiero pecar contigo para toda la vida amor mío y demostrarles a los dioses que están lejos de separarnos. Esta es mi fantasía más oculta: proponerte matrimonio. Lo miré, anonadada. Separé mis labios incontable veces para decir algo, pero no salía nada de ella. Muda, lo observé y una sonrisa floreció de mis labios, la cual cubrí con mis manos. Oh mi dios, oh mi dios. —¡Sí, sí quiero! —grité, inv
Leer más
Capítulo 33
Viajé a New York en primera clase junto a Max Voelklein. Los asientos eran tan cómodos y la comida era tan exquisita que me tenía fascinada. Me despedí de Adam con un fuerte abrazo y lo dejé en compañía de Miranda. Habían pegado tanta buena vibra los dos que no paraban de estar juntos y habían acordado pasar año nuevo pegados. Me fui contenta. Fue doloroso ver el rostro de Adam con cierto dolor cuando le dije le propuesta de Max, pero se alegró por mí. —¿Más whisky señor Voelklein? —le ofreció una azafata de tez pálida y ojos verdes, quien no había parado de coquetearle desde que se sentó en su asiento. Había guardado silencio para no armar escándalo, pero ya era insoportable. Max se había comportado de manera respetuosa y distante con ella. Pero a la azafata no pa
Leer más
Capítulo 33 (parte 2)
A la mañana siguiente me desperté en los brazos de Max, acurrucada en su pecho y sin ánimos de levantarme. Verlo dormir me encantaba. Tenía un rostro tan guapo que podía apreciarlo mejor cuando se encontraba dormido, ya que me dejaba ver cada detalle sin ser interrumpida o intimidada por sus profundos ojos caramelo. Acaricié su rostro de facciones perfectas y sin pensarlo dos veces, deposité un beso en sus labios inmóviles. Me levanté, me puse una de sus playeras rojas tiradas en el suelo y me dirigí al baño, lanzando un gran bosteza y estirando los brazos. Todo marchaba bien y mis energías estaban renovadas. No podía dejar de mirar mi anillo. Tenía una piedra de diamante blanco y tenía grabado mi nombre y el de Max. También, una frase que se había vuelto mi favorita “pecar contigo toda la vida”. Era si
Leer más
Final
❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀  Mi amado Max: Con un profundo dolor en mi alma rota y con mis sentimientos deteriorados, te escribo a puño y letra, con mis ultimas fuerzas, que yo sin ti no puedo seguir. No puedo avanzar, no hay dirección a la cual aferrarme si no te tengo. Me siento como el primer día, como aquella vez en la que estaba metida en un profundo hoyo negro, buscando una soga a la cual sujetarme y tú, me salvaste ¿lo recuerdas mi amor? Pero hoy, cariño mío, no ocurrió. Me llevaré conmigo la última sonrisa tuya, la última mirada y tu carcajada que tanto me gustaba escuchar, mi bella zanahoria. Mi bello amor. Te amaré en alguna parte, en donde quiera que esté, te amaré y besaré entre sueños, sin importar nuestro desenlace. Aquella noticia que nos abatió no la soporté, no la quise oír, pero estab
Leer más