Lucían regresaba a las tierras donde habitaba, todo su cuerpo estaba bañado de su propia sangre. Camino hasta un pequeño arrollo nada profundo, más bien era un charco pero el agua era limpia. Se arrodillo en el fango y ante el mismo acunando las manos tomó un poco de agua, luego empezó a limpiar su cuerpo quitándose toda la sangre seca.—M@ldito Eren me has dejado hecho mi3rda. Masculla limpiando la parte más dañada de su cuerpo, su oreja estaba casi destrozada. —Necesito alimentarme para recuperar fuerzas. Golpea el suelo con el puño cerrado. Era muy débil para enfrentar al desgraciado de Eren el solo. Ni siquiera con ayuda de sus muchachos logro debilitarlo. Necesita a Bardas cuanto antes.—Pagaras por eso muchacho. Ya lo veras, cuando tenga el poder necesario tú, tu gente y esa humana apetitosa pagaran por todo.
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