Eren junto con sus hombres al fin lograron llegar a la manada que fue atacada encontrando todo un desastre, pero lo más extraño de todo era que no habían cuerpos. Solo los rastros de sangre y muchas casas destruidas. El alfa olfateaba todo el lugar manteniéndose alerta por si aparecían esos lobos. De inmediato percibió el aroma de esos animales, pero solo eso el de ellos. No había ningún rastro de otro aroma distinto. Nada tenía sentido, ¿de dónde habían salido esos animales?
—Aquí no hay nada alfa, este lugar esta desolado. Le dice Deon.
—Quiero que revisen bien, busquen donde están los cuerpos. No pudo desaparecer una manada entera por si sola.
Sus lobos se dispersaron por todos lados escudriñando cada rincón de la manada, Eren por su parte indagaba minuciosamente los alrededores de esas tierras. Olfateaba l
Se dio la vuelta para correr agradeciendo que mantuvo su forma lobuna, pero eso le fue inútil… al intentar alejarse de Eren el lobo plateado apareció ante el con el lomo engrinchado y mostrando su potente dentadura afilada. De su hocico brotaba mucha baba y sus ojos eran un par de armas que lo mantenían vigilado.—¿Qué es lo que buscas? Pregunta Eren al sujeto que no conocía. Era un lobo albino, y por lo que podía ver en él era un alfa.De ellos se decían que eran muy orgullosos, lobos que no les agradaba mezclarse con otros lobos que no fuesen de su mismo color de pelaje. Aunque su padre el rey fuese un lobo albino jamás se comportó como tal, incluso se casó con una humana. —Eren… es bueno verte en persona. Lucían le responde. Ambos caminaban en círculo sin apartar la vista del otro. —Pero lamento no p
Removió su cuerpo en lo que sintió que era la cama sintiendo la suavidad de la cobija sobre su cuerpo, medio abrió los ojos teniendo la sensación de haber tenido una horrible pesadilla. La oscuridad en la habitación era sepulcral, solo la tenue luz que se colaba por la ventana era lo que le daba algo de luminosidad al cuarto. Medio se incorporó en la cama y fue cuando diviso una enorme figura sentada en las sombras tuvo el instinto de gritar, pero solo un grito ahogado se quedó sin salir de su garganta.—¡Dios mío! Fue lo que logro decir a cambio.—Soy Eren. El alfa se pone en pie para sentarse en la cama. —¿Cómo te sientes? Ella lo miro solo por unos minutos intentado asimilar lo que estaba pasando ya que cientos de pensamientos iban y venían en su cabeza.—¿Todo fue un sueño? Pregunta ella confundida.
Lucían regresaba a las tierras donde habitaba, todo su cuerpo estaba bañado de su propia sangre. Camino hasta un pequeño arrollo nada profundo, más bien era un charco pero el agua era limpia. Se arrodillo en el fango y ante el mismo acunando las manos tomó un poco de agua, luego empezó a limpiar su cuerpo quitándose toda la sangre seca.—M@ldito Eren me has dejado hecho mi3rda. Masculla limpiando la parte más dañada de su cuerpo, su oreja estaba casi destrozada. —Necesito alimentarme para recuperar fuerzas. Golpea el suelo con el puño cerrado. Era muy débil para enfrentar al desgraciado de Eren el solo. Ni siquiera con ayuda de sus muchachos logro debilitarlo. Necesita a Bardas cuanto antes.—Pagaras por eso muchacho. Ya lo veras, cuando tenga el poder necesario tú, tu gente y esa humana apetitosa pagaran por todo.
Lucían atacaba con todo lo que tenía, pero la joven loba defendía su vida a toda costa mordiéndolo todo lo que pudiera el cuerpo de su enemigo. Si, le hacía daño pero no era para tanto. Por ende con el fin de terminar con aquella ridiculez lucían le dio el golpe final a la chica lanzando su cuerpo contra un árbol lastimando irremediablemente sus costillas. A duras penas intentaba arrastrarse lejos de él mientras sus quejillos lastimeros se hacían más débiles. — ¡Que tonta eres! ¿Acaso nadie te dijo que no salieras por las noches? Hay muchos peligros por estos bosques lindura — Gruñe acercando su hocico hasta tomarla por una pata volviéndola aventar pero esa vez cerca del arroyo —Se acabaron los juegos. —¿Por qué haces esto? somos de la misma especie. Los lobos albinos no nos atacamos — Reclama cuando su cuerpo no aguantaba el dolor y termino por regresar a su estado humano. —Cómo puedes ver, esas reglas no van conmigo.
—¿Me estás diciendo que tú eres el príncipe de los hombres lobos? —Si. —El chico sonríe con dulzura. —¿Eso te incomoda? —No, pero me sorprende. Creo que eres como una cajita de sorpresas. ¿Hay algo más que deba saber? —Si, como futuro rey necesito una reina a mi lado, y en vista de que tú eres mi luna pues… ¿quieres ser mi esposa? ¡Por dios! eso no se lo esperaba esa tarde. ¿Casarse con un príncipe lobo? ¿Debería? Mordió sus labios en señal de duda… todo era muy rápido, aún seguía sin recordar nada de su vida pasada y ahora un hombre lobo le estaba proponiendo matrimonio. —Entiendo si no quieres aceptarme, comprendo que todo esto es mucho para procesar. Fuera de eso, aun no recuperas tu memoria puedo entender que me rechaces Valentina. Pero al menos, podrías quedarte a mi lado. Tú eres muy importante para mí. —Gracias por comprenderme. —Responde bajando la mirada —Siento que to
—¡Esto es mi culpa! Te llevare en mis brazos hasta tu habitación. —Eren no, eso no es necesario yo… —Shhh—La interrumpe—Tranquila, te he forzado mucho en este viaje—Deja un beso en su frente emprendiendo el camino hasta casa. —Alfa, ¿se repondrá? —Pregunta la niña preocupada. —Sí, solo está cansada. ¡No te preocupes! Subieron sin problema alguno hasta la cima, siendo recibidos por el pueblo del castillo con los brazos abiertos, su lugar de nacimiento también se llamaba Luna de plata. Eren pensó que ponerle ese nombre a su propia manada le vendría bien ya que lo haría sentirse como en casa. Y por tantos años le resulto bueno… Con Valentina en brazos caminó hasta la entrada del castillo en donde fue recibido por el beta de su padre con una sonrisa en los labios. —Muchacho, mira que grande estas. Ya has dejado de ser un cachorro —Eren lo conmemoraba muy bien, Shane era un gran beta
Al caer la noche un par de ojos brillantes no le pierden la vista al impresionante levantamiento del castillo del rey Bardas. Lucían se mantenía oculto entre la oscuridad, no le fue difícil seguirle el rastro a sus chicos y menos a ese tal Eren. Lo único malo es que debía mantenerse a cierta distancia ya que el chico iba bastante escoltado retrasándolo un poco, pero al final si logro llegar. Ya entendía porque no podía encontrar el m@ldito lugar, estaba mucho más lejos de lo que pensó y fuera de eso los caminos que tomaba no eran los correctos. —Miserable viejo, ¿creíste que te me podías escapar? —Masculla con irritación. Ahora que sabía dónde se escondía las cosas le resultarían más fácil a Lucían. Lentamente retrocede guardando una sonrisa malévola en los labios, no era el momento indicado para atacar el castillo aun no tenía el poder suficiente y los esclavos necesarios para obtener su victoria. Pero llegaría el día, intuyendo que estaba más
Sofía dormía tranquila en su cama, cuando de la nada una brisa extraña se cuela por su ventana trayendo consigo un aroma que la despertó. La niña se pone en pie caminando hasta donde ondeaban las cortinas blancas semi transparentes… se asoma por la misma observando en una sola dirección, desde lo alto donde estaba podía echar un vistazo del vasto territorio de su alfa, pero entre tantos pinos y rocas un lugar en específico en aquel frondoso lugar llamaba su atención.Los ojos azules de la niña miraban un par de ojos brillantes sumergidos en la oscuridad de aquel bosque que dormía bajo aquel castillo. Aunque debía sentir miedo no era así, más bien solo era curiosidad lo que ahondaba en su interior… curiosidad por saber que era lo que quería, y porque ella había dejado de sentir miedo en ese momento. De pronto el brillo desaparec