Fernanda Sanmiguel Odiaba los hospitales, el olor a pino de los pisos, las paredes y camas tan blancas y a las personas corriendo y llorando por todo lado. Si hubiese un lugar que pudiera evitar pisar a toda costa, en definitiva, seria los hospitales. Recordaba esas noche con mamá y el hecho que ella aún siguiera aquí y no a mi lado o viviendo su vida. Un día, o noche, mientras aún estaba secuestrada, me dije a mi misma que el exterior estaba muy lejos, impalpable, y ahora que lo tengo tan cerca, no estaba dispuesta a dejarlo ir tan rápido. Extrañé tanto, a Lina, a Emma, a logan, a Laura y Gabriel y a Santiago, extrañé a mi familia, sus olores, sus voces, la forma en la que sonreían, la manera en la que me miraban, los extrañé tanto como las mariposas a la primavera. Hoy todo cabía en su lugar. - Tengo algo que decirte. – digo cuando las manos de Santiago y las mías se enredan. Antes de abrir los ojos y ver a Santiago, bueno, antes de despertarme de esa pesadilla que era más re
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