CAPÍTULO 47. LA ESTRELLA MÁS BRILLANTE DE TODAS
Luego de bailar, ambos se quitaron los calzados, se tomaron de las manos, caminaron y corrieron por la arena, como locos enamorados, a la orilla de la playa, mientras las pequeñas olas rompían en sus pies y ellos saltaban emocionados, parecían dos pequeños descubriendo las emociones de la vida.Él la giró, la colocó de frente, con la punta de los dedos, comenzó a moldear sus facciones, mientras ella cerraba los ojos, disfrutando no solo del tacto del hombre, sino también de la suave brisa marina golpeando su rostro, se sentía eufórica, más viva que nunca.—¡Eres hermosa! No me canso de admirarte, he sido el hombre más afortunado del mundo al tenerte a mi lado, y aunque he cometido muchos errores, me alegro de que la vida me esté dando una oportunidad de poder reconquistarte.Cuando vio el ceño fruncido de Gálata, supo que había
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