Después de la cena de esa noche, las cosas parecieron volver a la normalidad. Bueno, en cuanto a la forma de actuar de Azael, al día siguiente me hizo llegar a mi oficina un móvil nuevo, y varios obsequios, como por suerte las líneas telefónicas se restituyeron, así como la conexión de internet, igual sucedió en casa. Aunque no lo dijo, ni le pregunté al respecto, todo indicó que efectivamente si fue él que en su temor, mandó a limitarme toda comunicación con el mundo. Lo único que permaneció igual es su actitud controladora, los escoltas no me dejaban respirar. De tantos y de tenerlos casi encima, me siento asfixiada.Ha pasado un mes desde que retomé parte de mi vida, la verdad siento que nada es igual. A pesar de estar trabajando en mi área, en mi empresa, con más clientes, y ver tan prospero el fruto de tanto esfuerzo, no soy feliz. Me siento triste. Eso sin contar el sentir mi organismo débil. No he querido acudir a un doctor por temor a que me diga que tengo algo peor a la amnes
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