El millonario, Alexander Murth quedó petrificado, sus músculos entumecidos, mientras permitía que las palabras de Alissa se deslizaran al interior de su mente, mezclandose con sus propias ideas, para darle paso a algo más, un sentimiento que atormentaba al hombre dia y noche. La desconfianza. Alexander, era por excelencia, la persona más desconfianza y escéptica que pudiera llegar a habitar en el mundo. El simplemente no confiaba en nadie, o al menos, su grupo era increíblemente reducido. La bella mujer de cabello castaño y mirada azul, había logrado capturar parte de su confianza, permitiéndole deslizarse a su vida sin ningún problema. Él sabía y era consciente de las ambiciones y deseos de la dama, sabía que ella aspirab
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