El millonario no podía comprar, no luego de todas las veces que él había llevado a una bella dama a la cama.
Aún así, le resultaba imposible no pensar en la hermosa mujer durmiendo desnuda a su lado, con una mano recostada plácidamente sobre su pecho.
Alexander se había debatido seriamente si debía moverse para apartarse de su tacto, o simplemente, lo mejor sería que él pasará la noche en el sillón, igual que la noche anterior.
Sin embargo, el chico de cabello dorado y mirada esmeralda, no hizo ninguna de las dos cosas.
Él se quedó recostado, completamente desnudo, al igual que ella, mientras observaba cada detalle de su cuerpo.
Su rostro, aunque parecía relajado, mantenía sus
El millonario, Alexander Murth quedó petrificado, sus músculos entumecidos, mientras permitía que las palabras de Alissa se deslizaran al interior de su mente, mezclandose con sus propias ideas, para darle paso a algo más, un sentimiento que atormentaba al hombre dia y noche. La desconfianza. Alexander, era por excelencia, la persona más desconfianza y escéptica que pudiera llegar a habitar en el mundo. El simplemente no confiaba en nadie, o al menos, su grupo era increíblemente reducido. La bella mujer de cabello castaño y mirada azul, había logrado capturar parte de su confianza, permitiéndole deslizarse a su vida sin ningún problema. Él sabía y era consciente de las ambiciones y deseos de la dama, sabía que ella aspirab
Selena: La bella mujer de cabellera tan rojiza como el fuego, descanso hasta avanzada la mañana, cuando finalmente los rayos abrasadores del sol la despertaron, calentando su rostro soñador y trayendola de regreso al mundo real. A ella le tomó varios minutos comprender dónde demonios estaba y qué hacía realmente allí, puesto que la noche con Alexander le parecía propia de una película y no de su vida real. Cuando finalmente los recuerdos de lo ocurrido se deslizaron en su mente, ella se maldijo a sí misma entre dientes por haber tomado tan absurda decisión, mientras se revolvía inquieta en la cama, intentando salir del cálido y embriagador abrazo suave de las sabanas. Para su suerte o condena, el mi
Alexander Murth:El millonario avanzó por el amplio pasillo del edificio, flanqueado por varias oficinas repletas de personas que comenzaban a llegar a su lugar de trabajo. Aunque uno podría creer que la mirada del hermoso hombre delataba su presente interés en los asuntos de su empresa, la realidad era que su mente se encontraba completamente ajena a todo lo que estaba ocurriendo allí.Los pensamientos lo invadian y abrumaba, envolviéndolo cada vez más en un círculo de desesperación y esperanzas perdidas. ¿Que iba a hacer el sin Alissa?.No, aún más importante. ¿Qué demonios iba a hacer con Selena y un posible bebe?
Selena:Luchando por contener el apretado nudo que se ataba con fuerza descomunal alrededor de su garganta, impidiéndole digerir la pena y congojo que la atormentaban, Selena avanzó por las desoladas calles de la ciudad, con su mirada gris clavada en el frente del camino.Aunque sus pasos eran firmes y decididos, la pena que abrumaba sus pensamientos la mantenía absorta del mundo que la rodeaba, completamente ajena a este.Aquello no era extraño ni poco usual, al fin y al cabo, ella solía abstraerse de la realidad para poder ejercer su profesión como prostituta, llevando adelante trabajos que podrían sacudir los estómagos más fuertes y apuñalar los corazones más vigorosos.&nb
Selena contuvo la respiración, mientras las ganas de llorar se hundían en su pecho como rocas en el mar, estaba aterrada, ella sabía perfectamente que no iba a sobrevivir a aquel encuentro.Maleck la tomaría a la fuerza y luego se desharía de ella como quien extermina una simple alimanias; sin embargo, la bella dama de cabello tan rojo como fuego sobre el mar, no se iría de aquel mundo de un modo tan fácil y simple.Ella daría pelea.—Alejate de mi, sucio costal de pulgas—siseo ella con lengua viperina, sosteniendo su penetrante mirada tormentosa sobre el.Maleck abrió sus ojos, mientras pestañeaba reiteradas veces, como si inten
—No hay nadie—soltó Andrew, reprimiendo el creciente impulso de liberar un profundo suspiro de derrota.—No importa, sigue buscando, estoy seguro de que está por esta zona—respondió Alexander a través del auricular conectado al equipo de sonido del auto.Andrew rodó los ojos, mientras pasaba una mano por su cabello nocturno y continuaba deslizándose en su vehículo a través de las calles de la conocida zona roja.—Creo que deberías comenzar a asimilar la idea de que ella puede que no esté aquí—comenzó a decir el hombre detrás del volante a su amigo a través de la llamada. Las palabras habían sido pronunciadas con sobrio análisis y
Los ojos grises de Selena se ensancharon de manera considerable, mientras su corazón comenzaba a acelerarse y sus labios temblorosos se separaban levemente.Andrew observó a la bella dama durante algunos instantes antes de comprender las emociones que se arremolinaban en su rostro.Miedo, temor y desesperación.De forma notable, ella recogió su cuerpo, apartándose lo más que puso de él, mientras buscaba con la mirada algo con lo cual defenderse.En ese preciso momento, el hombre de cabello nocturno y mirada azul zafiro no pudo evitar esbozar una considerable sonrisa, mientras su mente ágil y algo delirante, comparaba la reacción de la bella
—¿Que se siente ser un perro al que llaman cuando les place en gana?—ronroneo Selena lanzándole una sonrisa arrogante.Mathew, quien iba al frente del volante, ignoró por completo las palabras de la dama y el tono conflictivo con el que las había arrojado.Desde que había aceptado ser llevada hasta Alexander en el asiento de acompañantes, ella se había empecinado en comportarse como un grano en el trasero.Cada pocos minutos ella hacía comentarios sarcásticos y poco amables sobre él, sobre el automóvil, e incluso sobre cualquier cosa que ella creyera que a él le agradaba, ya fuera música o ropa.No era necesario ser muy listo pa