—No hay nadie—soltó Andrew, reprimiendo el creciente impulso de liberar un profundo suspiro de derrota.
—No importa, sigue buscando, estoy seguro de que está por esta zona—respondió Alexander a través del auricular conectado al equipo de sonido del auto.
Andrew rodó los ojos, mientras pasaba una mano por su cabello nocturno y continuaba deslizándose en su vehículo a través de las calles de la conocida zona roja.
—Creo que deberías comenzar a asimilar la idea de que ella puede que no esté aquí—comenzó a decir el hombre detrás del volante a su amigo a través de la llamada. Las palabras habían sido pronunciadas con sobrio análisis y
Los ojos grises de Selena se ensancharon de manera considerable, mientras su corazón comenzaba a acelerarse y sus labios temblorosos se separaban levemente.Andrew observó a la bella dama durante algunos instantes antes de comprender las emociones que se arremolinaban en su rostro.Miedo, temor y desesperación.De forma notable, ella recogió su cuerpo, apartándose lo más que puso de él, mientras buscaba con la mirada algo con lo cual defenderse.En ese preciso momento, el hombre de cabello nocturno y mirada azul zafiro no pudo evitar esbozar una considerable sonrisa, mientras su mente ágil y algo delirante, comparaba la reacción de la bella
—¿Que se siente ser un perro al que llaman cuando les place en gana?—ronroneo Selena lanzándole una sonrisa arrogante.Mathew, quien iba al frente del volante, ignoró por completo las palabras de la dama y el tono conflictivo con el que las había arrojado.Desde que había aceptado ser llevada hasta Alexander en el asiento de acompañantes, ella se había empecinado en comportarse como un grano en el trasero.Cada pocos minutos ella hacía comentarios sarcásticos y poco amables sobre él, sobre el automóvil, e incluso sobre cualquier cosa que ella creyera que a él le agradaba, ya fuera música o ropa.No era necesario ser muy listo pa
—Te fuiste—escupió Alexander, con su brillante mirada color esmeralda clavada en el hermoso rostro de la prostituta.Selena se tenso, al oír el tono afilado en su voz, mientras continuaba avanzando hacia él sin detener la marcha.—Tu lo hiciste primero—arremetió ella, sin limitar el filo en sus palabras.Alexander estaba enfadado y molesto, ella no conocía al hombre, sin embargo aquello era casi obvio, debido a la forma en que se paraba ante ella y la tensión en sus músculos.Pero nada de esto haría que la bella prostituta se sometiera ante la voluntad del millonario. No, cuando ella tenía razón, al fin y al cabo él
—¿Te quieres casar conmigo?—preguntó Alexander sorprendido, mientras sopesaba las palabras que salían de sus labios.—Cuando se me propusieran imaginé que sería de un modo un poco más romántico—comenzó a decir Selena intentando buscar traer a la conversación la más pequeña pizca de humor.Sin embargo, el rostro de Alexander estaba pálido, casi aterrado, mientras observaba a la mujer ante él.La expresión en las facciones de su amigo, Andrew, no era mucho mejor, ya que parecía pasmado ante lo que acababa de oír, como si no lo pudiera creer, mientras un sinfín de cosas pasaban por su mente. Selena avanzaba por el pasillo angosto y maloliente del burdel con el mentón firme, al igual que su postura, digna de una reina.En ningún momento hizo contacto visual con los hombres que entraban y salían de las habitaciones como si se tratase de un sitio público.Ella simplemente caminó, evitando tan siquiera rozar a cualquier imbécil apestoso que saliera de alguna habitación luego de recibir algún tipo de servicio proveído por cualquiera de sus compañeras.Selena ya había cometido ese error en una ocasión, cuando por accidente chocó contra un hombre asqueroso de mirada saltona.El la había tomado a la fuerza en ese mismo pasillo, frente a los dCapítulo 23: Se compra esposa.
Un impulso interior quiso hacer que Selena esbozara una sonrisa triunfante, mientras Alexander exhibía la chequera de cuero oscuro en lo alto, como si se tratase de una espada.Irina, unos pasos detrás de la bella prostituta de cabello rojizo, se quedó lívida, con los ojos bien abiertos y los labios separados, incrédula viendo todo lo que ocurría ante sus ojos.Como si aquello no fuera real, simplemente una alucinación.Después de todo, ¿Que tan lógico era que tú mejor amiga consiguiera un hermoso millonario que pagará las deudas de vida de ambas? No, aquello era prácticamente imposible.Al parecer, la misma sorpresa y duda se había apoderado de la matrona y Maleck, quienes observaban a Alexander como si fuera una especie de extraterrestre o algo semejante.—No solemos vender a nuestras chicas, ellas son demasiado caras—comenzó a decir la desagradable matrona, mirando a Alexander con ciertos aires de arrogancia y desdén—. Puede alquilar sus servicios por una noche si es lo que desea,
Selena estaba a unos cuantos pasos de los dos hombres, pero incluso con las columnas de humo interponiéndose en su campo de visión, y la oscuridad intentando devorar con desesperación cada ápice de luz que se filtrara del exterior, ella podría haber jurado que el rostro de Maleck palideció un poco ante la amenaza de Andrew.Por su parte, el hermoso hombre de cabello oscuro y mirada tan fría como el hielo no se inmuto. El simplemente permaneció erguido como una estatua de piedra, observando a su oponente directamente a los ojos.Cuando Maleck logró recuperarse del impacto inicial que había provocado Andrew en él, simplemente esbozó una sonrisa que intentaba ocultar la duda e incertidumbre que había provocado en él, antes de pasar a su lado ignorando la advertencia, yendo directamente hacia Selena.La chica de cabello tan rojo como el fuego intentó mantener su postura tan rígida como la de Andrew, mientras se tragaba cualquier emoción o sentimiento que la hiciera flaquear. En ese precis
—¿En verdad eres rico?—preguntó por sexta vez Irina, sentada en el asiento trasero del vehículo de Alexander.Con mucha paciencia, para ser sinceros demasiada, el chico de cabello dorado como el sol asintió con suavidad, mientras mantenía la vista fija en el camino.Al parecer, a Irina le estaba costando demasiado asimilar la idea de que ahora sus vidas estaban ligadas a la de un irresistiblemente guapo millonario, lo cual tenía su lógica ya que aquello parecía totalmente absurdo.>—¿Tienes ropa cara?—preguntó la rubia preciosa con cierta emoción, asomando su rostro entre la separación de los asientos delanteros.Alexander la observó por el rabillo de sus ojos con una expresión muy peculiar dibujada en sus facciones.—Si, tengo ropa de diseñador—respondió el millonario con una mueca ladeada, mientras imploraba en silencio para que la rubia no volviera a hablar.Irina hizo el ademán de gritar, pero este fue sofocado o más bien engullido, mientras se asomaba aún más entre los asientos,