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Todos los capítulos de Sumisa de Blanco : Capítulo 61 - Capítulo 70
70 chapters
Capítulo Sesenta y Uno.
Roy Phillips¡Estaba hecho¡ Estaba seguro que nunca me arrepentiría de haber tomado esa decisión, si conseguía el objetivo primordial y el poque lo hice. Si ella no podía darme hijos tenía que demostrarle que era más importante para mí tenerla a ella.No fue necesario siquiera un bisturí, fue un procedimiento poco invasivo y bastante rápido. Tampoco sentí un dolor excesivo.Me quede en casa durante dos días seguidos haciendo un poco de reposo para evitar complicaciones, los doctores habían explicado que para finales de la semana estaría totalmente recuperado. Mariam se trago la lengua, y aunque en silencio monitoreaba mi estado me cubrió a capa y espada como la mejor escudera de todos los tiempos. Sancho Panza sentiría que estaba por debajo de ella.Las video llamadas se me habían hecho parte de mi día a día, y cualquiera que intentara buscarme en mis ratos libres por la casa se percataría de ello. Hablaba a toda hora con Amaya, ella también estaba de un humor un poco gris, pero prefe
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Capitulo Sesenta y Dos.
Amaya Bezos El escandalo que generaron, primero las fotos de ambos desnudos en Las Vegas despues de los premios y luego la bomba de embarazo que acababa de anunciar Milly Anderson, pues el chisme solo seguia creciendo y enlodando la fructifera y esforzada carrera de mi hombre. El maldito telefono de él no dejaba de sonar un minuto, todo el mundo queria una entrevista... poruqe a parte de un escueto comunicado que leyo su representante en una conferencia de prensa... pues roy no se habia pronunciado aacerca de la "feliz" noticia de el embarazo. La comunidad de fans los relacionaba como pareja, asi que era perfectamente natural el que estuvieran esperando la noticia de la boda de un momento a otro... y yo estaba a punto de ponerme a chillar con ganas. Roy se vio obligado a irse ora vez dejándome aun más desolada, era imperativo que se encargara de parar los chismes y las especulaciones que crecían a su alrededor. Milly podría estar embarazada de él, pero evidente que había iniciado
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Capítulo Sesenta y Tres
AMAYA BEZOSLlegué a Cambridge al amanecer, ya solo era cosa de respirar un poco y en muy poco tiempo sabría qué es lo que me mantenía constantemente enferma y probablemente terminara por matarme. Llegue a la clínica y en la impersonal sala de estar espere pacientemente que llegara mi turno. Lo bueno que me había molestado en sacar una cita porque el consultorio estaba atestado de mujeres embarazadas y otras que venían por revisiones de rutina para lograr concebir…y del otro lado estaba yo… más estéril y temerosa que nunca; ¿y si lo que hasta ahora era y una secuela se convertía en una causa de muerte?Seguir especulando sobre lo que yo creía que yo tenia no me ayudara… solo hacia que las nauseas empeoraran por el constante sato en el estomago que me generaban los nervios.Por fin la asistente de a doctora apareció otra vez en la sala de estar y colocándose correctamente los lentes levanto la vista de su tableta y llamo…—¡Amaya Bezos¡ —pregono y el silencio solo siguió a su llamado.
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Capítulo Sesenta y Cuatro..
AMAYA BEZOS Desperté con las primeras luces del sol entrando por las cortinas corridas, y sin chistar ni remolonear me sali de la cama lista para iniciar uno de los días mas gloriosos de mi existencia. Tenia la fe que todo estaría bien con mi bebe, a fin de cuentas, el sencillo hecho de que se mantuviera con vida en tan angostas situaciones lo hacían un sobreviviente. Estaba tan feliz con el hecho de estar embarazada que no me dejaba de sorprender ante la nueva esperanza e traer una nueva vida al mundo. No por gusto dicen que donde hay amor, esperanza y fé pues todo puede ser absolutamente posible. Me metí a bañar a prisa, ansiosa por marchar a la clínica; no veía la hora de que se realizara la tan espera ecografía que me presentaría a uno de los amores de mi vida. Me puse ropa cómoda, y me resalte lo lindo con un poco de maquillaje. Ya no me sentía demacrada, ni enferma. Estaba radiante con mi nueva realidad y deseaba más que nada en el mundo que se me notara. Ya no era la misma mo
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Capitulo Sesenta y Cinco.
AMAYA BEZOSFinalmente nos quedamos Roy y yo solos en la habitación. Mis padres habían aceptado la hospitalidad del señor Amiel Aray y se hospedarían en su mansión y yo por mi parte me negaba a irme de la clínica, o por lo menos no tan pronto.Sabia que hacer reposo por el bebé que llevaba en mi vientre, pero por ahora me resultaba imperativo estar junto a él hasta asegurarme que estuviera completamente bien.Sentada frente a él y perdida en sus hermosos ojos me ofreció una sonrisa ladeada.—Tenemos que hablar— musito y por su tono sabia que la cosa iba bien seria.—¡Esta bien!¡Tenemos que hablar! —admití coincidiendo con él.—¿Empiezas tu o lo hago yo? —pregunto otra vez, y le hice una seña que lo hiciera él.—Ya yo te conté de la sorpresa que tenía…cuando hayas terminado tú, pues te contare de los detalles de nuetro hijo—le asegure y él asintió tranquilo.—Hablemos del apsado Amaya…—palideci, jamás imagine que era el pasado el tema que quería tocar—¿Por qué no me contaste que te casa
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Capítulo Sesenta y Seis
AMAYA BEZOSMe despedí de Roy más enamorada que nunca, era imposible no amar a ese hombre. Llevaba más de cinco años amándolo y finalmente podría gritar al mundo que el amor de mi vida y yo nos casaríamos… seriamos padres…viviríamos juntos y tendríamos la oportunidad de tener un brillante futuro por delante. Ahora ya sabia identificar el verdadero sabor de la felicidad, después de tantos desaciertos y errores pasados, estaba segura de haber entrado en la senda de la verdadera alegría.Salí de la clínica con una sonrisa triunfal en el rostro, a partir de hoy a donde fuera llevaría esa sonrisa puesta.El bebe estaba bien… yo estaba bien y Roy se recuperaba poco a poco. Por suerte el balazo no causo un daño irreparable en sus riñones. Él se quedaría toda la noche en observación, de seguir así en unos pocos días estaría de vuelta a casa; y yo ciertamente debía descansar un poco. Era muy necesario que guardara cierto reposo, la doctora había insistido en que tenia que cuidarme en serio, o
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Capítulo Sesenta y Siete
AMAYA BEZOS Me siento debil, hambrienta, tengo sueño, estoy cansada y adolorida. Parece que me hubiera golpeado un tren... pero no. Revivo metalmente lo que ocurrio y recuerdo a la camioneta salir de la nada y estamparme contra la acera humeda. — Todo se ve perfectamente, no hay ninguna contusión craneal — escucho voces en medio de un limbo que no me permite abrir los ojos. Quiero gritar, pero apenas puedo moverme. Estoy desesperada. ¿Roy!¡Mi bebé!… tiene que haber sido Marcelo… Marcelo tiene que haberme atropellado, porque no conozco a nadie que pueda llegar a ser tan malvado. —¿Ya podemos hacer pasar las visitas? — esta vez es la voz de una mujer la que escucho. No hay una respuesta, pero es evidente que estoy hospitalizada. ¡Dios! ¡Mi bebé! Trato de desperezarme y moverme, pero los párpados me pesan. Puede ser producto de la anestesia para el procedimiento del abo... No Amaya… no lo pienses, ni siquiera lo digas… no abortaste… ese bebé milagroso mío tiene que estar sano. Tiene
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Capítulo Sesenta y Ocho
AMAYA BEZOSLlevo mis manos a mi vientre para acariciar a las vidas que llevo en mi interior. Mis pequeños guerreros que crecen como flores en el medio del desierto. Son la clara prueba que todo estará bien, que la fe mueve montañas y que la vida, nuestra vida puede ser mucho mejor de lo que esperamos. Por ellos, y por su padre ha valido la pena absolutamente todo lo que he sacrificado en este último periodo. De hecho haría todo d encuevo, me expondría a ese monstruo con tal de tener lo que ahora tengo. No me arrepentiría de nada, mis errores habían sido propios de la juventud y había pagado demasiado por ellos, pero era tiempo de avanzar y seguir adelante con la clara certeza de que a partir de ahora nuestra vida estaría llena de bendiciones. Sonrió sola y así me encuentran mi padre, mi madre y Roy cuando entran en la habitación. Sonriendo como una lunática, y es que de verdad me sentía capaz d e tocar el cielo con las manos, no por gustado dicen que algo de cordura en la compl
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Capítulo Sesenta y Nueve
AMAYA BEZOSDoña Oriana pasó a verme esa noche, y tal como había dicho su hija su actitud hacia mi había cambiado demasiado. Mis padres se habian marchado a la casa de Amiel Aray y yo no estaba sola, pues él estaba conmigo. Con Marcelo bien muerto y Milly Anderson en la cárcel estaba completamente a salvo, y sin nada en la cabeza que me pudiera quitar el sosiego. Incluso el problema del supuesto embarazo de la boa cosntrictor había sido solucionado, al ella misma confesar que me había atropellado como venganza por la muerte del verdadero padre de su hijo Marcelo Dj Alberi. La cama de Roy la localizaron junto a la mía desde la tarde. Esas eran las ventajas de ser la mujer, futura esposa y madre de los hijos de un cantante famoso, estrella del Pop Latino. Él con su cálida sonrisa se hoyuelos conseguía lo que fuera que se propusiera, y no llegaba a ser coqueto, aunque coqueteara d e vez en cuando, yo sabia y tenía claro que Roy Phillips no tenía ojos para más nadie que no fuera yo, est
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EPÍLOGO
Un año despuésAMAYA BEZOSEl día de nuestra boda por fin llegó. Las manos me sudaban, tenia los ojos hinchados por algunas lágrimas inevitables que habían salido de mis ojos producto de la emoción. Ni hablar de los nervios, en cualquier momento creeria que podía caminar por las paredes.Nuestra Boda estaba considerada uno de los grandes eventos del año «obviamente no por mi» sino por mi futuro esposo que a pesar de llevar más de un año comprometido, aún lo continuaban considerando como uno de los solteros más codiciados del país y eso solo aumenta su fama. Hoy tenía que verme absolutamente perfecta, y más que eso, tenía que sentirme única y dichosa de ser la mujer que reinaría en el corazón de un hombre de la talla de Roy Phillips.Ya el vientre abultado había dejado paso a mi habitual cintura estrecha, y con el busto un poco más grande me miró en el espejo mientras reparo mi atuendo. El vestido golpee hueso es una exquisitez, con esta obra de arte el diseñador se lució. Solo la co
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