11. Capítulo
La culpa no la abandonó, sin embargo, le alivió tanto así que al terminar la cinta ya sentía sus párpados pesados, cosa que no creyó posible, ya que pensó que tendría que sufrir de ese insomnio fastidioso. No era de esas con ese problema, a menos que algún embrollo le pasara, tal como ese día. En un chasquido de dedos, ya se había quedado dormida. Alicia no, porque estaba acomodando un pendiente de la universidad, del que tarde se acordó, y se sintió una pésima estudiante. No se desveló más que un par de horas, frente a esa pantalla, apoyando la barbilla en su palma abierta que sobre el escritorio le servía de apoyo. Un párrafo y luego dos, ya no daba para más, solo con ver a su amiga tan plácidamente dormida también le daban ganas de acomodarse a un lado y descansar. Bufó, no podía rendirse, tenía que entregar eso temprano sí o sí, no tenía más opciones. Hasta ganas de llorar tenía. ¿Cómo es que lo olvidó? Si ese proyecto era tan importante para ella. No podía creerse así de irrespon
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