66. GARDENIAS PARA TI.
MARTÍN. No me importaba que mi familia entera, me viera llorar y eso incluía a la mamá de Ana, que luego de venir a vivir con nosotros, nos había dejado ver una faceta de ella que no conocíamos. La corona de gardenias, estaba sobre la mesa, fúnebre, fría, la cinta decía Ana Suarez, letras doradas, todos me acompañaban, pero nadie sentía el vacío y el miedo que tenía yo por dentro. —Martín, debes… —¿Debo qué? ¡¿Debo qué, Cristóbal?! Debo calmarme, justo ahora que lo único que me queda de ella, son esas putas flores —señalo la mesa con desesperación— —Entiende que si ella no está aquí, es precisamente por esas ¡putas flores! —Katerina me grita y la veo llorar un poco. —Ella está bien, ella va a estar bien, te lo prometo hermano. Sólo está escondida y si no te dijimos es porque te pueden usar como carnada y Xiomara, mas tarde que temprano lo descubriría. Después de todo, fue ella quien envió estas flores hasta aquí, así que ya debe saber muchas cosas. —Lo sé, pero soy yo quién de
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