La señorita súper modelo se encuentra sentada en una de las butacas del escritorio de Ruth, esperando, por lo visto, a que ella o el mismo Andrés aparezcan, aunque es obvio que está en búsqueda de este último. Vestida con un atuendo tan llamativo como ella, de pantalón y camisa blanca ajustados hasta más no poder, para resaltar su esbelto cuerpo, la veo aguardar con paciencia mientras juega con su cabello. Como el pasillo de mi oficina queda justo en frente de ella, no hay manera de que pueda retroceder o pasar sin ser vista, así que suelto una exhalación profunda y decido salir de esto de una buena vez. Tomo mi teléfono y finjo leer algo muy importante en él para que mis ojos no se crucen con los suyos, pero todo intento es en vano, porque tan pronto cruzo por el pasillo, ella me llama. —¡Eh, tú, muchacha! — dice despectivamente. Dudo un instante si detenerme o no. Primero, porque no tengo razones para ser amable con ella y segundo, porque su manera de trata
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