April sonrió feliz cuando entró a su casa, esa en la que había vivido con su padre toda su vida, era hermosa, amplia y espaciosa, tenía 4 habitaciones, 2 baños, sala, comedor, cocina, una cochera para dos autos y lo mejor de todo era un amplio patio, con una pequeña piscina, muchos árboles, bellas flores que ya estaban algo marchitas, y el verde césped estaba algo crecido. —Señora, ya coloque las cosas de los niños en su respectiva habitación — April se giró hacia Emilce, una señora de unos 50 años, con su cabello blanco, unos ojos cafés claros, casi miel que transmitían una paz increíble y quién había empezado a trabajar con ella hace menos de un mes, como nana de sus hijos y por recomendación de William ya que la que tenía de la nada decidió renunciar, cosa que le pareció extraño, aún
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