Lenny estaba trabajando a toda velocidad, clasificaba, encriptaba y sobre todas las cosas, maldecía. De cada dos palabras tres eran inapropiadas. Suena ilógico, pero él lo hacía posible. En líneas generales se podía decir que había sido una buena jornada de trabajo para todos. Mucho material, mucho para procesar y bajar un poco la adrenalina para delinear la mejor estrategia. —Jeff qué opinas ¿lo tenemos? —dijo Ron impaciente por verlos a todos en prisión. —No aún no. Tenemos a un marido infiel, a muchos empresarios en una misma fiesta multitudinaria. Muchos accidentes y casualidades, nada concreto. ¿Qué es lo que tenemos Capitán? Lenny levantó la vista y siguió como si nada, por dentro se juró nunca más salir con esos dos, lo estaban volviendo loco.&n
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