Narra Abigaíl.Estoy frente a la estufa con mi mente dispersa, mientras intento hacer el desayuno de forma mecánica, y escucho los pasos de Rogelio a mi espalda, de inmediato le serví el café en su taza favorita, me volteé, se la ofrezco y continuó haciendo desayuno para ambos sin fijar mis ojos en él, me repele su presencia, por supuesto que ha de ser debido a mi atormentada conciencia.—Creo que Jeremías no regresó anoche, no sé si dejar hecho su desayuno. — pregunté tratando de romper el incómodo silencio que se tornó entre los dos.—Jeremías puede prepararse su comida —, escuchar el tono brusco de Rogelio me hace salir de mi letargo—, supongo que anda con amigos, no te preocupes, no le dejes nada preparado.
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