NARRADOR OMNISCIENTE.
A la mañana siguiente muy temprano antes de iniciar el horario de jornada laboral, Emiliano estacionó frente al que fue su hogar feliz hasta el día que murió su madre, ese día también perdió a su padre, siendo apenas un niño triste y asustado que contaba con su papá que quizás más asustado aún se refugió en su trabajo, un día llegó con una mujer mucho más joven que él, muy bonita que veía a su alrededor más enamorada de la opulencia de la mansión que de su padre, sin embargo, este por mantenerla feliz hacía lo que ella quería, incluso deshacerse de su único hijo, mandándolo al internado donde sufrió una condena sin ser culpable de nada, pero sobrevivió y lo hizo gracias a que se amoldó tanto que se
Narra Abigaíl.Estoy frente a la estufa con mi mente dispersa, mientras intento hacer el desayuno de forma mecánica, y escucho los pasos de Rogelio a mi espalda, de inmediato le serví el café en su taza favorita, me volteé, se la ofrezco y continuó haciendo desayuno para ambos sin fijar mis ojos en él, me repele su presencia, por supuesto que ha de ser debido a mi atormentada conciencia.—Creo que Jeremías no regresó anoche, no sé si dejar hecho su desayuno. — pregunté tratando de romper el incómodo silencio que se tornó entre los dos.—Jeremías puede prepararse su comida —, escuchar el tono brusco de Rogelio me hace salir de mi letargo—, supongo que anda con amigos, no te preocupes, no le dejes nada preparado.
NARRADOR OMNISCIENTE.Bruno observó a Abigaíl caminando por la acera en dirección al edificio, como él estaciona junto a la entrada puede esperarla, Abigaíl ve el auto de Bruno y apura el paso, se entretuvo de más y llegó un poco más tarde que de costumbre. Se tensa cuando lo ve bajar del vehículo, pero mantiene la frente en alto y la cara seria, toda ella con actitud por completo profesional.—Buenos días, Abigaíl. — Le miraba con lascivia, enfocándose en sus piernas.—Buenos días, señor Lambert. — Ella no observaba sus ojos.Bruno abrió la puerta de cristal de la entrada y como un perfecto caballero le permite el paso a ella primero. Narrador Omnisciente.Abigaíl estaba junto a Rogelio en el mismo restaurante de lujo que fue con Bruno a la reunión con los clientes nuevos para la empresa. Abigaíl lamentó la casualidad, allí solo recordaba como Bruno la tocó por segunda vez bajo la mesa, soltó una risita al recordar cómo le machacó las pelotas.—Estás muy contenta mi cielo. — Le dijo Rogelio sonriendo junto a ella en una pequeña mesa, Abigaíl de nuevo se sintió culpable de no sacar de su mente a Bruno Lambert.—Estoy muy feliz mi amor, no quiero pelear más contigo —, Abigaíl tomó la mano de Rogelio en la mesa y lo decía en serio, quería poder dejar atrás de una vez por toda esta aventura ilícita que manten&iQUE EMPIECE EL JUEGO.
Narrador Omnisciente.Sofía estaba hecha una furia sin saber qué debía hacer porque notaba la incomodidad de Bruno así que pidió algo para comer y luego entró a la oficina de Bruno quien seguía hablando por teléfono.—¿Qué quieres Sofía? — hizo Bruno el teléfono a un lado tapando el micrófono para preguntarle, ya que le pareció desagradable la manera en la que ella entró sin apenas pedir permiso.—Bueno... ya casi se pasa la hora del almuerzo y tú no has comido nada, creo que podemos comer algo aquí o no sé; si deseas vamos a un restaurante— le propuso la asistente jugando con sus dedos.— No tengo hambre— dijo seco y ella se qued&oa
Narrador Omnisciente.En el momento que Abigaíl llegó junto a Rogelio a la oficina Bruno levantó la vista respirando más calmado, puesto que al menos ya habían llegado, salió con rapidez y aprovechando la presencia de Rogelio anuncio.— Señora Cisneros preparé todo porque debemos salir a un viaje de negocio que durará tres días, — Abigaíl se tensó pues tres días a solas con Bruno representaba un problema mayor, en cambio, Rogelio se alegró de escuchar eso porque en ese lapso de tiempo puede aprovechar la ausencia de Bruno para poder hacer el transporte ilegal que tiene pendiente y ganarse esa plata extra con la que podrá pagar el departamento de Camila.— Pero… señor Lambert tengo una familia…. &
Narra Bruno.—Consideras que tus palabras causan algún efecto en mí—, sonreí cuando la vi negar con la cabeza— que bien que lo tienes claro, porque todo debe girar a mi alrededor así me gusta y de ese modo será siempre.—Creo que me equivoqué contigo Bruno, no eres un niño, eres un demonio cabrón que estás lleno de oscuridad la cual quieres desbordar sobre otros más débiles para sentirte grande.Dejó de mostrarse molesta y estas son las conductas de ella que me confunden y no logro dilucidar.—Entonces aceptas que me perteneces— ignore sus palabras y ella me sorprendió cuando se encogió de hombros y después acercó la cara un poco y susurr&oa
Narra Abigaíl.Salí armada con una tarjeta de crédito negra y sin bragas, la situación diera risa, sino fuera que lo que está involucrada es mi dignidad, pero no me da la gana de ser un títere de Bruno Lambert y debe aprender, así sea solo con algo insignificante para él; sin embargo, sé que me dará una victoria de alguna manera.Me dirigí al centro comercial cercano y entré a la boutique de lencería femenina que siempre quise entrar, pero no me atrevería porque sé que todo es absolutamente costoso aunque sean piezas muy lindas, mi primer arrebato fue reponer las bragas que él rompió como bestia salvaje, libidinosa y ardiente, bruto infeliz que me dejó con las ganas, mejor no sigo por ahí, porque me mantengo convencida que este juego termin&oacut
Narra Abigaíl.Disimule mi rabia a su prepotencia y sonreí, me bajo del escritorio y él se para con la arrogancia de un rey, lo miré una vez más por el día de hoy soltar su cinturón y bajar su pantalón junto a su bóxer, debo reconocer que ese falo rosado es lo más apetecible y erótico que he visto en mi vida, porque no acostumbro a ver ni siquiera películas eróticas, me arrodillé, tomé la vara con perversidad que no sé de dónde me sale, lamiendo la gota pre seminal lo miré, su cara linda y agradecida casi me hace sonreír, no pienso más, lo metí en mi boca hasta el fondo y chupé con fuerza pasando mis dientes por toda la extensión del largo y grueso falo en mi mano que también utilicé para volverlo loco.&